Por Alba Y. Muñiz Gracia / amuniz@elnuevodia.com
Familiares, amigos y compañeros conmemoraron hoy el trigésimo primer aniversario de la muerte del joven cubano Carlos Muñiz Varela, asesinado el 28 de abril de 1979 cuando promovía viajes que permitían el reencuentro de exiliados con sus parientes en Cuba.
Bajo el fuerte sol del mediodía, una comitiva de casi 20 personas caminó hacia la tumba del fenecido empresario tras una gran corona con claveles blancos y rojos y margaritas azules.
Una vez frente al nicho que custodia los restos de Muñiz Varela, los presentes reclamaron el esclarecimiento de su asesinato y entonaron la Borinqueña revolucionaria y el himno de Cuba. “Vamos a seguir insistiendo como un asunto ético de nosotros de recordarle a las autoridades que tienen que cumplir su deber ministerial de hacer justicia”, expresó el joven arquitecto Carlos Muñiz Pérez, hijo de Muñiz Varela y portavoz del Comité de Amigos y Familiares de Carlos Muñiz Varela.
El grupo ya ha realizado varias gestiones para impulsar el esclarecimiento del caso y la divulgación de la información que las autoridades poseen sobre el asesinato.
Entre esos esfuerzos se encuentran una serie de cartas, la más reciente enviada al secretario de Justicia de Estados Unidos, Eric Holder, donde le solicitan que ordene al Negociado Federal de Investigaciones (FBI) que le entregue a Justicia local la evidencia que tienen sobre la muerte del ex agente de viajes.
“Mi padre fue víctima de una conspiración organizada y financiada por miembros de la extrema derecha cubana en Puerto Rico, apoyados por un grupo similar en Estados Unidos. La conspiración también fue apoyada por grupos que se habían introducido en el Gobierno y el Departamento de la Policía de Puerto Rico”, expresó Muñiz Pérez en la carta que envió a Holder con fecha del pasado 19 de abril.
En el Cementerio de la Capital, en Río Piedras, Yamaira Muñiz Pérez, hija del comerciante, e Idania Varela, su madre, también pidieron justicia.
“Esa fue una muerte sin necesidad, de mi hijo tan bueno. Es imposible que esto se haya quedado así por tanto tiempo. Yo no me explico, es inconcebible”, dijo Varela antes de visitar la tumba de su hijo, donde ondea suavemente una pequeña bandera de Puerto Rico.
“Me hace una falta como el primer día”, agregó con emoción la mujer de 81 años.
Familiares, amigos y compañeros conmemoraron hoy el trigésimo primer aniversario de la muerte del joven cubano Carlos Muñiz Varela, asesinado el 28 de abril de 1979 cuando promovía viajes que permitían el reencuentro de exiliados con sus parientes en Cuba.
Bajo el fuerte sol del mediodía, una comitiva de casi 20 personas caminó hacia la tumba del fenecido empresario tras una gran corona con claveles blancos y rojos y margaritas azules.
Una vez frente al nicho que custodia los restos de Muñiz Varela, los presentes reclamaron el esclarecimiento de su asesinato y entonaron la Borinqueña revolucionaria y el himno de Cuba. “Vamos a seguir insistiendo como un asunto ético de nosotros de recordarle a las autoridades que tienen que cumplir su deber ministerial de hacer justicia”, expresó el joven arquitecto Carlos Muñiz Pérez, hijo de Muñiz Varela y portavoz del Comité de Amigos y Familiares de Carlos Muñiz Varela.
El grupo ya ha realizado varias gestiones para impulsar el esclarecimiento del caso y la divulgación de la información que las autoridades poseen sobre el asesinato.
Entre esos esfuerzos se encuentran una serie de cartas, la más reciente enviada al secretario de Justicia de Estados Unidos, Eric Holder, donde le solicitan que ordene al Negociado Federal de Investigaciones (FBI) que le entregue a Justicia local la evidencia que tienen sobre la muerte del ex agente de viajes.
“Mi padre fue víctima de una conspiración organizada y financiada por miembros de la extrema derecha cubana en Puerto Rico, apoyados por un grupo similar en Estados Unidos. La conspiración también fue apoyada por grupos que se habían introducido en el Gobierno y el Departamento de la Policía de Puerto Rico”, expresó Muñiz Pérez en la carta que envió a Holder con fecha del pasado 19 de abril.
En el Cementerio de la Capital, en Río Piedras, Yamaira Muñiz Pérez, hija del comerciante, e Idania Varela, su madre, también pidieron justicia.
“Esa fue una muerte sin necesidad, de mi hijo tan bueno. Es imposible que esto se haya quedado así por tanto tiempo. Yo no me explico, es inconcebible”, dijo Varela antes de visitar la tumba de su hijo, donde ondea suavemente una pequeña bandera de Puerto Rico.
“Me hace una falta como el primer día”, agregó con emoción la mujer de 81 años.
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