Cuba está en el candelero. La muerte lamentable de un cubano preso en una cárcel de la isla como consecuencia de una "huelga de hambre" que el recluso llevó más allá de lo que sus condiciones físicas se lo permitían, ha desatado una campaña mediática internacional muy bien orquestada por los que desde Miami y Madrid manejan los hilos de la llamada "disidencia" cubana.
Se trata de una oposición que se proclama "independiente" pero que el gobierno cubano, no sin razón, califica de "mercenaria" y "traidora", sufragada por un gobierno extranjero, en este caso el de los Estados Unidos de América.
¿Es legítima y puede tenerse como tal a una oposición interna compuesta por determinados grupitos políticos de poca monta, cuando sus más connotados dirigentes reciben dinero de un gobierno que tiene a Cuba en una infame lista que la califica de país enemigo?
En ninguna nación del mundo, independientemente del sistema de gobierno que rija en ella y menos en Estados Unidos, es legitimo- y así lo dicen las leyes- que una agrupación política, por muy pacifica que se proclame, pueda desafiar la autoridad del Estado pretendiendo impunemente cambiar el sistema político y social del país, sin que sobre ellos caiga todo el peso de la ley. Cuba no puede ser una excepción.› Leer Más
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Por supuesto que el motor que revitaliza la oposición y la formación de corpúsculos contrarrevolucionarios dentro y fuera del país es el dinero, el capital que mantiene a flote las ideas manipuladoras de los grupos de Miami y Madrid que invierten en esta guerra mediática y política por degradar al pueblo cubano y socavar la imagen de su Gobierno y sistema político. No es necesario imaginarse que sucedería si estos "disidentes" no obtuvieran ganancia de sus actos repulsivos por cambiar y derrocar al gobierno cubano; no tendrían motivos, sería una lucha sin meta ni fin objetivo y justificado. E ahí el motivo que mueve y remueve sus apestosas y degradadas mentes, el dinero.
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