Por Ernesto Pérez Castillo
Es el Nobel… no os asombréis de nada. Recién ha aparecido un nuevo candidato al controvertido premio para 2010, y es ni más ni menos que la mismísima Internet, a propuesta de la versión italiana de la revista Wired, con lo cual, y por primera vez, en la lista se incluye a un aspirante que no es una persona.
Y bueno, el asunto no tendría por qué resultar para nada raro a estas alturas del juego, si en definitiva acaban de regalarle el premiecito a Obama, después que anunció el envío de otros 30 000 soldados a Afganistán, y en su discurso de agradecimiento hubo de improvisar una cantinflada para defender y justificar la necesidad de una guerra que no acaba de reconocer como perdida sin remedio.
Esa no es la primera vez que el premio de la paz termina en manos de un belicista en funciones –recordar que Obama, además de presidente, y precisamente por ello, es el Comandante en Jefe del ejército norteamericano, empantanado en una guerra en Irak, otra en Afganistán, y ahora ocupando militarmente y a la vista de todo el mundo el territorio de Haití, sin que nadie le diga nada.
Ya antes se premió, a Shimón Peres, quien –para decir poco– en 1996, siendo primer ministro de Israel, fue responsable del bombardeo de una sede de la ONU en el Líbano, asesinando a más de cien civiles. Por supuesto, esa acción no fue un error: en ese edificio estaban refugiados más de 800 civiles de la aldea de Qana, y Peres iba a por ellos.
Esos, y otros muchos contrasentidos del Premio Nobel de la Paz, no hacen sino traer a la memoria aquella novela de George Orwell, 1984, en la que el Minipax, o Ministerio de la Paz, era el encargado de los asuntos de la guerra.
Ahora habría que aclarar a qué Internet es a la que se proponen premiar: ¿a la Internet del intercambio de conocimientos, la del libre flujo de la información, la que aspira al crecimiento humano? ¿o a la Internet que se usó para mentir al pueblo iraní durante las elecciones, la que ataca a Chávez, la que miente sobre Cuba a diario?
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