Por M. H. Lagarde
El hecho de que el artista forense del FBI no haya encontrado los rasgos faciales adecuados de Bin Laden y que para llenar ese vacío gráfico sobre el rostro terrorista más buscado del mundo, usara una foto de un parlamentario español que encontró en la web, deja mucho que decir de la seriedad con que Estados Unidos asume su “cruzada” antiterrorista.
Tal fiasco deja claro por qué el super terrorrista no ha sido aún apresado.
¿Cómo se puede detener a alguien cuya identidad es absolutamente desconocida para sus perseguidores?
El montaje, realizado como parte de la última histeria antiterrorista que se desató en ese país, y que colocó en la lista negra a 14 naciones, cuyos ciudadanos serán minuciosamente revisados en los aeropuertos estadounidenses, pone en duda la veracidad de dicha campaña y corrobora lo que muchos expertos internacionales han repetido con insistencia desde el 11/S hasta hoy: Estados Unidos ha estado usando la llamada lucha contra el terrorismo, en el mejor de los casos, como una forma de distracción de los problemas más acuciantes que presenta esa nación –dígase, guerras en el exterior o una profunda crisis económica-, o simplemente ha usado “el miedo a Al Qaeda” como un mecanismo de control masivo.
Me viene ahora a la mente aquel Ben Laden antinorteamericano que apareció, muy oportunamente, poco antes de la reelección de George W. Bush en el 2004, y otras apariciones del malo de la película en grabaciones dadas a conocer por la web. ¿Será esa la verdadera voz del criminal terrorista u otro montaje de los creativos del FBI?
No está demás la indignación del parlamentario Gaspar Llamazares, quien acaba de rechazar un descargo de Estados Unidos.
“No me bastan las excusas”, dijo el miembro del partido Izquierda Unida en una conferencia de prensa en el Parlamento, luego que el embajador estadounidense le enviara una disculpa por medio del ministro del Interior español.
“Quiero una investigación a fondo con respecto a este caso bochornoso, a este caso que no solamente crea inquietud, sino también preocupación e indignación con respecto a la actuación del FBI. Qué hubiera pasado, se preguntó, si el FBI hubiera usado la foto de una persona menos conocida y no de una figura pública que tiene la capacidad de generar atención sobre el tema.”
“Probablemente un ciudadano anónimo, agregó el diputado, al poner el pie en un aeropuerto, se hubiera encontrado con un susto o con algo peor'', dijo.
“Si es con estos mimbres que se garantiza la seguridad contra el terrorismo, en qué manos estamos...!”
Llamazares, conocido por su activismo pacifista, dijo que también quería saber si el FBI mantiene archivos sobre políticos de izquierda en Estados Unidos, Europa, Latinoamérica u otros lugares y dudó que la agencia hubiera encontrado su foto por casualidad en Internet.
La sospecha de Llamazares tiene sentido si tiene en cuenta que los buscadores de la red basan sus pesquisas en la selección de determinadas palabras claves. Mucho antes que la imagen del rostro del parlamentario español, en los ordenadores del artista forense del FBI debieron aparecer las fotos de connotados y reconocidos terroristas como Posada Carriles y Orlando Bosh, quienes, en vez de esconderse en las montañas de Afganistán o en los suburbios de Pakistán, se pasean, con impunidad de intocables, por las calles de Miami.
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