jueves, 14 de enero de 2010

El Nuevo Herald y la inconsistente defensa de Alan P. Gross

En la foto: Bloguera cubana conectada en su casa (Cortesía de El Nuevo Herald)

Por M. H. Lagarde

La revelación por parte de la prensa norteamericana de la identidad del contratista de la AID detenido en Cuba ha servido sobre todo para remarcar el mensaje, dado días antes por el Departamento de Estado, de que Alan P. Gross no es un agente de los servicios secretos de Estados Unidos.
Como era de esperarse, El Nuevo Herald, cual eco del NTY y el Washington Post, salió en defensa del agente con unos argumentos que casi resultan risibles por su ingenuidad.
Aún cuando ese mismo diario había afirmado en un texto publicado la semana anterior que : “Lo único que se sabe con seguridad del contratista estadounidense arrestado en Cuba es que puso equipos de comunicación en manos de grupos civiles”.
Y que el: “subcontratista de Development Alternatives Inc. (DAI) arrestado en La Habana el 5 de diciembre trabajaba con sofisticados equipos de telecomunicaciones”; sufragados por un programa según el cual: “la AID contaba con “un presupuesto de $3.5 millones hace una década, y el Congreso aprobó $45 millones en el 2008”. Development Alternatives Inc. administra una parte del mismo por un total de $8.6 millones”.
Ahora, sin embargo, resulta que, de acuerdo con el propio Herald: el papel de Gross no era otro que ayudar “a dos o tres grupos de judíos cubanos a obtener ``acceso sin filtros a internet''.
Como según afirma ese mismo diario “el gobierno de Cuba trata de controlar todo el acceso a la red pero hay muchas maneras de eludir los controles y los filtros que bloquean el acceso a páginas que las autoridades consideran hostiles”. El “inofensivo” papel de Gross no fue otro que ayudar a “tener acceso a sitios de internet como Wikipedia, permitirles bajar música y establecer contacto con grupos judíos en el extranjero''.
Además de que sobre sitios como Wilkipedia no existe ningún tipo de restricción en Cuba, la misión que, según el Herald se le encomendó al subcontratista, la hubiera realizado cualquier niño cubano entrenado en algunos de los 600 Joven Club de computación que existen hoy en la Isla, solo a cambio de una hora free en Internet.
¿Son necesarios los $8.6 millones que dedica la Development Alternatives Inc. para su “humanitario” programa en Cuba, solo para enseñar a alguien a bajar música y aprender dos o tres truquitos para “burlar la censura” y “comunicarse con el exterior”?
A El Nuevo Herald debía llamarle la atención la pericia con que manejan esos temas los blogueros mercenarios cubanos. Los nuevos encargados de cumplir la misión de la USAID de denunciar las “horribles violaciones de los derechos humanos” en Cuba, no parecen tener ningún problema con el adiestramiento y aprendizaje de las nuevas tecnologías.
De hecho, casi no queda en la Isla un contrarrevolucionario que no se haya hecho usuario de Twitter o Facebook. El último, por cierto, fue nada menos que Antunes, quien, al parecer, puede conectarse hasta desde Placetas.
Como si fuera poco, los “blogueros” cuentan con una Academia ilegal que dirige desde su casa la “súper perseguida” Yoani Sánchez.
La misma mercenaria, amaestrada por el billete yanqui, que como, según destaca el Herald de hoy, denuncia la persecución de los blogueros por parte del gobierno.
En el post de Generación Y que el diario floridano reseña la contrarrevolucionaria bloguera afirma:
“Me atrevería a decir que las autoridades no se imaginaban que los ciudadanos apelarían a un recurso planetario para expresarse. El gobierno controla las cámaras de los estudios de televisión, los micrófonos de las estaciones de radio, las páginas de revistas y periódicos que se localizan en el territorio insular, pero allá arriba, lejos de su alcance, una red satelital -satanizada pero imprescindible- ofrece a quien se lo proponga la posibilidad de “colocar” sus opiniones de forma prácticamente ilimitada”.
Si en la isla todo el que se lo proponga, como afirma la mundialmente conocida bloguera, la posibilidad de “colocar” sus opiniones de forma “ilimitada” gracias a la red satelital, ¿cómo se explica entonces que los grupos judíos a los Alan P. Gross “asistía” no puedan hacerlo?
Está claro que uno de los dos -El Nuevo Herald o la mercenaria Yoani Sánchez- , miente.
Decida usted.

› La mercenaria Yoani Sánchez y la labor del "contratista" norteamericano apresado en Cuba

5 comentarios:

  1. Coño, si esa que aparece en la foto es una bloguera perseguida y tiene ese hierro de maquina no quiero ver que es lo que tiene Lagarde

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  2. Lagrde porque persigues a Yoani si ella nada mas que escribe que si no hay papa que si no hay abrigos, etc, parece la cronista de la oficoda de mi zona. deja a la pobre loca que se gane la vida

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  3. ¿Alguien sabe si A P Gross instalo algun aparatico en la Academia Blog de Yoani?

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  4. Dicen que a la Yoani le dicen ahora la Loca de la Oficoda

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  5. Lagarde

    Creo que debiera seguir un poco el blog "EL Látigo Cubano". No es un blog de ustedes, pero lo que saca sobre los inquilinos del famoso piso catorce es mucho con demasiado. Además, el tipo escribe bien.Se están perdiendo lo mejor de la guerra de la blogosfera, entre el Látigo y los otros blogs como Generacion Y, Penultimos dias, y otra sarta de nidos de ratas.

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