lunes, 11 de enero de 2010

BBC: Los "cambios" de Obama respecto a Cuba

"El nuevo comienzo" recuerda mucho a la política del ex presidente Bill Clinton, esposo de la actual Secretaria de Estado. Fue bautizada entonces como "Carril 2" y consistía en promover los intercambios religiosos, académicos y artísticos para influir en la sociedad cubana.
Los cubanos de Miami pueden visitar la isla con facilidad y enviar dinero sin trabas.
A la par, Obama apoya a la oposición interna, como lo hacía su predecesor, George W. Bush, pero, a diferencia de éste, no confía en los anticastristas de Miami que se embolsaban gran parte del dinero, según demostraron investigaciones del Congreso.
En su lugar, Obama recurrió a la empresa privada, enviando "contratistas" estadounidenses a repartir entre los disidentes equipos de comunicación y computadoras. Uno de estos fue detenido recientemente por la Seguridad del Estado cubana.
Por lo demás, la Casa Blanca ha intensificado la aplicación del embargo económico, alcanzando cifras record de multas, que afectan a bancos europeos y australianos, e incluso a empresas que proveen a la isla de equipos médicos.
El mensaje que Washington pretende transmitir es que el fin del bloqueo y la normalización de las relaciones con EE.UU. sólo serán posibles si Cuba acepta cambiar su sistema político, una exigencia de marras y ya rechazada por La Habana.› Leer Más

4 comentarios:

  1. Te envio un articulo del Herald para que veas cual es el verdadero sueno americano

    Sólo un mes más de vida
    By DANIEL SHOER ROTH
    Ha sucedido algo impensable y cruel en esta comunidad.

    El Sistema de Salud Jackson, bastión y refugio de los enfermos más necesitados de Miami, se vio obligado a abandonar a un grupo de pacientes a su suerte debido a sus propias dolencias financieras. Los dejó a la merced del destino, en la sala de emergencias.

    Cierto, son pocos los afectados, una tercera parte son inmigrantes indocumentados. Pero una vida pobre tiene el mismo valor que cualquier otra.

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  2. Continua

    Sucedió discretamente. No obstante, como se expuso en los medios, tres hospitales se apiadaron y comprometieron a salvarlos. Por un mes nada más. ¿Y luego? Quedarán otra vez en manos del destino. Un destino tenebroso, tembloroso, y posiblemente fatal. . .

    Hay dinero para los estadios, los teatros; para el entretenimiento. Pero no hay para los hospitales, los comedores; para salvar vidas ¿En qué clase de sociedad nos hemos transformado?

    Las terribles noticias del Jackson deben ser un llamado de alerta, de preocupación. Se avecina un tsunami en la salud pública de esta ciudad y miles de los que viven entre nosotros corren el peligro de ser arrasados.

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  3. continua

    No ha ocurrido sólo en Miami. Hay historias similares en Atlanta y en otras ciudades. Por eso resonó en el resto del país el eco de la desdicha de los enfermos de insuficiencia renal del Jackson. Como de costumbre, volvemos a ser el centro de la tragedia.

    ``¿No sé qué vamos a hacer?'', se preguntó Emelina García, paciente de 67 años, ante un futuro que se le apaga.

    Su esposo, Pedro Valdés, contó a El Nuevo Herald sobre aquel día reciente en que llegó la escalofriante notificación del Jackson con una lista de 36 centros de diálisis referidos.

    ``Pero cuando hemos ido a estos sitios a pedir ayuda nos han dicho que no pueden atendernos'', comentó Valdés, desempleado desde hace casi dos años. ``Nos piden una tarjeta de seguro o la opción de pagar con nuestro dinero. Pero eso es imposible''.

    Triste, demoledor. El valor de una vida humana igualado a una tarjeta de plástico.

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  4. continua

    La administradora de uno de estos centros lamentó la situación. La crisis, subrayó, no concierne al sector privado.

    Vulgar indiferencia.

    Pero hay algo de verdad en su argumento: ``Nosotros no tenemos manera de solucionar el problema'', aseveró.

    ¿Quién la tiene?

    Tampoco el Jackson, en cuya espalda cae una responsabilidad desproporcionada que ha asumido con eficacia y dignidad.

    Por eso es encomiable que otros hospitales sin fines de lucro también salgan al rescate, aunque vayan a regalar un mes más de vida solamente.

    Entendamos que el Jackson intenta reducir, a como dé lugar, sus pérdidas para el año fiscal 2010, calculadas es $168 millones. Al dejar de pagar los tratamientos de diálisis de 175 enfermos, ahorra $4.2 millones ¿Ahora qué más hará para cerrar la brecha? ¿Cuántas vidas quedarán colgando sobre la cuerda floja?

    La meta del Jackson es mantener sus puertas abiertas. Para ello debe transferir los costos a manos ajenas, como las de los contribuyentes.

    El modo de hacerlo es absurdo, pero práctico. Al admitir a un paciente que necesita diálisis por la sala de emergencia, puede cobrar la factura al Medicaid. El problema es que termina siendo una cuenta más abultada que si suministra el mismo servicio de forma ambulatoria.

    Eso explica por qué Estados Unidos se destaca como el país con el sistema de salud más costoso del mundo, el cual, vergonzosamente, obtiene uno de los peores resultados entre las naciones industrializadas.

    Podríamos apuntar a varios culpables: la falta de medicina preventiva, un sistema que devora la tercera parte de sus ingresos en costos administrativos, gastos abismales en fármacos con prescripción, fraude, mucho fraude. El punto es que los costos seguirán escalando y la caída se sentirá con más impacto, porque la reforma de la salud no trae cura para este mal.

    Pero al final, lo más importante es velar para que se respeten los derechos humanos. Para mí, la salud es uno de esos derechos, vengas de donde vengas.

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