Por M. H. Lagarde
Los gobernantes norteamericanos suelen tener un sueño recurrente. El ver llegar algún día la "democracia" a Cuba. La última en padecer ese delirio es la secretaria de estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, quien volvió sobre la misma letanía este viernes durante la primera de una serie de conferencias destinadas a informar a la ciudadanía estadounidense sobre las visiones, proyectos y actividades que realiza el Departamento de Estado estadounidense.
Durante esta sección ante la prensa, la secretaria de estado se refirió específicamente a la situación de derechos humanos en Latinoamérica, subrayando la importancia de apoyar y promover la democracia en el continente y de llevarla al único país que carece de ella: Cuba.
Como todos los demás visionarios que la han antecedido, nunca, cuando se refieren a la Isla, llegan a explicar claramente cuál es la "democracia" con que sueñan los gobernantes norteamericanos. Si se trata de darle libertad de expresión y espacio político a los mercenarios que su gobierno le paga para que le hagan el trabajo sucio de la gastada estrategia del divide y venceras, no creo que tenga muchas esperanzas.
Si la Secretaria de Estados no habla para complacer a determinada audiencia -léase la mafia de Miami- ese es, y ella debería saberlo, un sueño realizado hace ya mucho.
Durante demasiados años, primero durante la guerras de independencia y luego tras la oportunista intervención de Estados Unidos en las prostemerías de la guerra entre Cuba y España, a algunos cubanos los cogieron de tontos los bien intencionados "democratas" de su país.
Pero los golpes, como dice el dicho, enseñan. Aunque, por lo visto, los recurrentes "democratas" de turno en Washington no aprenden.
Los gobernantes norteamericanos suelen tener un sueño recurrente. El ver llegar algún día la "democracia" a Cuba. La última en padecer ese delirio es la secretaria de estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, quien volvió sobre la misma letanía este viernes durante la primera de una serie de conferencias destinadas a informar a la ciudadanía estadounidense sobre las visiones, proyectos y actividades que realiza el Departamento de Estado estadounidense.
Durante esta sección ante la prensa, la secretaria de estado se refirió específicamente a la situación de derechos humanos en Latinoamérica, subrayando la importancia de apoyar y promover la democracia en el continente y de llevarla al único país que carece de ella: Cuba.
Como todos los demás visionarios que la han antecedido, nunca, cuando se refieren a la Isla, llegan a explicar claramente cuál es la "democracia" con que sueñan los gobernantes norteamericanos. Si se trata de darle libertad de expresión y espacio político a los mercenarios que su gobierno le paga para que le hagan el trabajo sucio de la gastada estrategia del divide y venceras, no creo que tenga muchas esperanzas.
Si la Secretaria de Estados no habla para complacer a determinada audiencia -léase la mafia de Miami- ese es, y ella debería saberlo, un sueño realizado hace ya mucho.
Durante demasiados años, primero durante la guerras de independencia y luego tras la oportunista intervención de Estados Unidos en las prostemerías de la guerra entre Cuba y España, a algunos cubanos los cogieron de tontos los bien intencionados "democratas" de su país.
Pero los golpes, como dice el dicho, enseñan. Aunque, por lo visto, los recurrentes "democratas" de turno en Washington no aprenden.
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