jueves, 5 de noviembre de 2009
"Allá ellos"
Por Madel Morales
El trabajo de articulista del día que se ha agenciado Yoani Sánchez en la Web desde su blog Generación Y, tal vez sea la causa de su acercamiento apocado y trivial a las obras del último de los escritores modernistas y de uno de los más prolíficos directores de teatro en Cuba. Leer a Samuel Beckett y a Carlos Celdrán desde el prisma estrecho del costumbrismo, revela hasta dónde esta supuesta "cronista" de nuestra época está atada a su agenda propagandística.
Final de Partida, de Samuel Beckett, adaptada por el grupo Argos Teatro para el XIII Festival de Teatro de La Habana, nos introduce en el sentido de la experiencia humana. En el post de Yoani en el cual la comenta, hay evidentemente una lectura mediocre de la obra y de una puesta de extraordinaria calidad que nos traen, ambas, un mensaje trascendente, universal, para pensar "en grande" acerca del ser humano y del tipo de relación que genera consigo mismo y con sus semejantes. Fuera de la piel de Hamm, el actor Pancho García ha dicho que es: "El hombre que sabe que el fin es inevitable pero al mismo tiempo se resiste".
Esta puesta de Celdrán, como muchas otras de la vanguardia artística cubana, nos muestra el vigor y la hondura del movimiento teatral en nuestro país. Sin embargo, la plaza de Yoani (al servicio de la maquinaria anticubana) la obliga siempre a pensar "en pequeño". Resultan ridículos sus descubrimientos en la puesta a "todo lo que nos falta" y al mar "como señal de todo lo vedado que existe afuera, de todo lo que nos está prohibido experimentar".
La pieza de Beckett es uno de los clásicos del teatro del absurdo, corriente aparecida en Europa y Estados Unidos luego de la Segunda Guerra Mundial. El irlandés Beckett (1906-1989) escribe el texto sumergido en un mundo marcado por la histeria del conflicto y el desastre nuclear. Quizá por ahí se cuela en esta pieza el no-sentido del absurdo, la repetición, la ambigüedad, la confluencia de lo trágico y lo hilarante.
"Más allá del paso del tiempo y de las etiquetas epocales -dice Carlos Celdrán-, las imágenes del teatro de Beckett siguen aún vivas y calcinando la imaginación del público y de los teatristas actuales; sin duda, por la síntesis con que fueron concebidas. Dos hombres que esperan eternamente bajo un árbol la llegada improbable de ese misterioso Godot, la cabeza de una mujer que sueña con sus Días felices semienterrada en la arena de una playa y que no se percata de que mientras recuerda se hunde irremediablemente; la pareja de Hamm y Clov, amo y sirviente que juegan su última partida en este búnker rodeado por la destrucción de la naturaleza y del mundo exterior, tal vez sobrevivientes finales de un período de la Historia. ¿Qué fuera el teatro del siglo XX sin estas imágenes, sin estos íconos?".
Lamentablemente la bloguera Y parece no tener tiempo en sus "noches habaneras" para visitar el teatro, para deconstruir a través de argumentos la descomunal obra de Beckett y comprender la virtuosa interpretación que Celdrán ha hecho de este clásico. Triste destino el de los mercenarios. Ni siquiera son capaces de abandonar por un rato su misión y de disfrutar de una propuesta teatral tan rigurosa. Como diría Chavarría, "Allá ellos".
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Esta claro que la mercenaria Yoani sanchez la unica cultura que tiene es la de traicionar a su patria
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