viernes, 2 de octubre de 2009

La verdad tras el velador


Por Anónimo 13

Doña Estela no sabe cuál es su enfermedad. Más de una decena de doctores la han consultado y ninguno parece haber descubierto la raíz del mal.
Por cada consulta tiene que abonar un promedio de 100.00 USD y regresa
a casa peor que antes. Sin plata y con la misma incertidumbre.
El ultimo médico que la atendió, después de haberle concedido cita para
las 4.00 pm, le aconsejó visitarlo en su consulta privada, donde contaba con mejores medios que en el hospital del seguro. Claro, la consulta le costaría unos 90 dólares y para ella no tendría que esperar un mes o dos, como suele suceder en los hospitales gratuitos.
La medicina continúa siendo uno de los negocios mas lujosos de los tiempos modernos.
Recuerdo una pequeña anécdota antes de salir de Cuba. La vecina consiguió la visa junto a su esposo para visitar la familia en Estados Unidos. Durante la visita, tal vez por la emoción, Clara fue a parar al hospital donde, ni cortos ni perezosos, diagnosticaron un preinfarto.
Clara regresó a Cuba y dejó a su familia endeudada por la enorme cuenta de la clínica privada. El paseo se tornó en un terrible encuentro con los médicos. Pero no dejó el electro que le aplicaron en Miami. Y al llegar a Cuba, para demostrar lo mal que le había ido, mostró el examen.
Mi primo, interpretó el electro y le preguntó si era de otra persona. Clara confirmó que le correspondía. Y mi primo terminó diciendo: "Dile a tu familia que le devuelvan la plata. Aquí solo se aprecia una pequeña arritmia".

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