Muchos, como la presidente argentina Cristina Fernández, opinan que el golpe en Honduras no está dirigido solamente contra las reformas sociales y políticas que intentaba Zelaya sino responde a una estrategia para minar los cambios progresistas y la democracia en América Latina justo cuando a partir de las promesas de Obama existía la esperanza de un nuevo tipo de relación de Washington con la región. Una estrategia de esta naturaleza no puede proceder más que de la elite estadunidense, principalmente de sus sectores más derechistas, cuyas figuras más visibles por ahora son John Negroponte, Otto Reich, el propio embajador en Honduras Hugo Llorens y los legisladores cubanoestadunidenses, claro está en complicidad con miembros de la jefatura del Comando Sur y la IV Flota –de quienes los generales hondureños son apéndice– y si le creemos a The New York Times hasta con la participación de personeros del Departamento de Estado como el “moderado” Thom Shannon, seguramente con la colaboración de las oligarquías latinoamericanas.› Leer Más
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