En el empeño de imponernos su ideología las administraciones estadounidenses, con más o menos fondos financieros, según la coyuntura, han insistido en mantener la insultante TV Martí, y en nombre del engañoso libre flujo de información apuestan también por otros canales de televisión de Miami, cuya programación está permeada de tanta superficialidad que lejos de aportar instrucción y cultura agreden y saquean la inteligencia humana.
Renombrados intelectuales de todas las latitudes coinciden en calificar de mediocre este tipo de televisión que convierte en trascendental el hecho más banal. De manera particular existen canales que se esmeran en tergiversar la realidad cubana con la finalidad de crear confusión, descontento y pesimismo en la población. Para tal veneno hay antídoto; de ahí el permanente reto que tienen nuestros medios de difusión.
Piratear y distribuir ilegalmente señales televisivas supone una sanción severa en muchos países. En Cuba, el intento de introducir, por partes, piezas o como unidad, equipos receptores de señal satelital es el inicio de una cadena de transgresiones de normas jurídicas y administrativas. › Leer Más
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