París, 27 may (PL) Músicos franceses de élite fusionaron ritmos y alegrías en un brillante concierto en el Grand Rex para recaudar fondos destinados a la reconstrucción de escuelas en Cuba, una suerte de milagro con sello de Raúl Paz.
Casi como tocar el cielo, decían felices los participantes en la velada de más de tres horas que conmovió al público pero también desbordó alegría y admiración por el pueblo cubano.
Hacemos la fiesta para ayudar a los otros, repetía el cubano Raúl Paz, mientras el galo Yannick Noah (ganador del Roland Garros de tenis y ahora exitoso cantante), recordaba que la lucha continua . Entonces los aplausos se transformaron en ovaciones.
La impronta de los ritmos cubanos pudo ser el pretexto, pero la causa denominada Escuelas contra huracanes, para reconstruir centros docentes devastados por fenómenos atmosféricos que azotaron duramente la Isla, fue mucho más sólida.
De cualquier modo, dos hilos conductores marcaron la velada: la mística latina impulsada por Paz en afamados intérpretes franceses, y la calidad del espectáculo presenciado por casi tres mil personas.
Antes de llegar a un final de broche dorado, el reto profesional desplegaba alas en el propio inicio. Un piano sobrio y virtuoso danzaba al compás del jazzista cubano Ernán López-Nussa, con un soporte audiovisual que mostraba la voracidad de los ciclones.
Nada mejor que volver a casa, el contagioso estribillo de Volver se presentaba como la carta triunfal del carismático Raúl Paz, un cantautor de estilo ecléctico, promotor de la iniciativa de solidaridad por las escuelas, acogida por la UNICEF.
Le sucedieron, o a veces lo acompañaron, Florent Pagny, uno de los más entusiastas amigos de la velada, el espigado Yannick Noah con acento reggae y bailes contagiosos, la exuberante Soha, el salsero Bernard Lavilliers y el cubano Equis Alfonso.
Con exquisito gusto, los momentos relajantes del dúo Soha-Paz para deslizar Veinte años, de María Teresa Vera, con el piano de López Nussa, o la virtuosa franco-israelí Yael Naim y la delicadeza de Toxic.
José Juan Ortíz, delegado de UNICEF en Cuba, agradeció el gesto y se mostró emocionado por el respaldo recibido. Quiero decir que lo ocurrido en la Isla fue algo espantoso con los huracanes, pero ningún niño se quedó sin recibir clases , destacó.
En casa del maestro o de un vecino, siguió el curso, prueba de la importancia que se da en ese país a la educación, a pesar del bloqueo de Estados Unidos. Por eso tenemos que ayudar a los cubanos , añadió.
Para terminar, tres bis largos y obligados, con toda la tropa incluida la actriz y realizadora francesa Agnes Jaoui, en su rol de cantante, y la brasileña radicada en París Mayra Andrade, Zazie y Jeho.
El teatro en pleno jolgorio y el Viva Cuba sentido por artistas que no cobraron un centavo por sus muy profesionales actuaciones.
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