sábado, 7 de febrero de 2009

Los Noticieros de mi vida

Por Enrique Ubieta Gómez

La Cinemateca de Cuba cumple 49 años, uno menos que el ICAIC, que nació tres meses después que la Revolución tomara el poder. Ante ese acontecimiento sus actuales trabajadores decidieron homenajear a quien fuera su fundador: Héctor García Mesa. Y el homenaje no pudo ser mejor: la exhibición de seis noticieros recientemente restaurados. Los cubanos que hoy tienen más de cuarenta años saben de qué hablo. Durante muchos años (1960 – 1990), desde que tuvimos conciencia de las cosas, hasta nuestra primera juventud, fuimos al cine para disfrutar de una película y de la correspondiente emisión del llamado Noticiero ICAIC Latinoamericano que Santiago Álvarez, su más importante y sostenido director, elevó al rango de arte. Recuerdo que si uno llegaba tarde, se quedaba sentado en la luneta una vez terminada la película (podía ser francesa, italiana, polaca, rusa, japonesa, sueca, norteamericana o argentina, porque nuestra generación vio lo mejor del cine mundial), esperaba pacientemente a que el público abandonara la sala y entraran los nuevos espectadores, para ver el Noticiero.

Aunque decía Latinoamericano, el Noticiero hablaba de la Revolución mundial –sin didactismos, sin teque--, y mostraba imágenes antológicas del movimiento por los derechos civiles de los negros en Estados Unidos, o de la lucha contra la guerra en Viet Nam, imágenes únicas del Che Guevara, de Ho Chi Minh, de Lázaro Cárdenas o de Agostinho Neto. Esos Noticieros se apoyaban en todos los recursos del hoy llamado audiovisual: imágenes in situ, y de archivo, fijas o en movimiento, y en la música de los más importantes intérpretes cubanos o de cualquier parte, al punto que Santiago Álvarez pudo hacer lo que muchos consideran que fue el primer video clip de la historia del cine: Now (1965), con una pieza interpretada por Lena Horne. Era un video clip de denuncia, muy lejos del sentido comercial que después adquirió.

Pero aquellos Noticieros también hablaban de la realidad cubana con humor crítico, profundamente comprometido. Porque hay personas que piensan que el espíritu crítico se ejerce sin compromiso con lo criticado, cuando es exactamente lo contrario: la crítica que no se funda en el amor, que no se imbrica a una concepción de la vida y del mundo, es apenas un feo acto de auto-bombo. Si no existe (no tiene que ser visible, pero tiene que existir de forma conciente en el crítico) un hilo que una el señalamiento de un bache sin reparar en una avenida, con el movimiento de los astros, la crítica es un ejercicio narcisista. Porque toda crítica –incluso la del bache--, si es auténtica, se hace con la intención de corregir o preservar el movimiento de los astros. Es la maravillosa fuerza artística de los Noticieros de Santiago Álvarez.

Sentado en la sala del cine Chaplin, mientras miraba esos Noticieros restaurados, sentí orgullo de ser cubano, de haber crecido –en todos los sentidos--, con aquellas imágenes, que hoy son el testimonio fílmico de una época que las futuras generaciones admirarán con el valor añadido de lo histórico. En ellas también aparezco yo. No porque fuese filmado casualmente. Aparezco físicamente porque estoy (estuve) en esas escuelas al campo, en esas movilizaciones; y aparezco espiritualmente porque yo también clamé por la libertad de Ángela Davis y lloré conmovido ante la valiente inmolación del Presidente Salvador Allende. Los Noticieros ICAIC Latinoamericanos también relatan mi vida, porque los cubanos la compartimos con la Historia. Los manuales de historia del futuro podrán de cierta forma ser leídos como la narración de cada una de nuestras vidas. De eso no podremos desprendernos: somos responsables también de la historia futura. Por eso sonrío cuando escucho que algún cubano está cansado de serlo y se declara apolítico: nadie atenderá sus declaración como Juan o como Yuri, como María o como Yunisleisis, sino como cubano(a). Como los baches de mi calle, lo que pase en Cuba puede cambiar el recorrido de los astros.

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