Miriam Gómez ha formado la gran alharaca a propósito de la publicación en la Isla de un cuento de su esposo, el escritor cubano Cabrera Infante. Se trata de “En el gran ecbó”, aparecido en una antología reciente, titulada La ínsula fabulante.
Ella ha declarado a los cuatro vientos: “él no quería que saliera nada en Cuba hasta que fuese libre, pero ahora lo han hecho sin autorización… están publicándole como les da la gana”.
Ahí esta la verdad: la única prohibición que pesaba en Cuba sobre la obra de Cabrera Infante fue la dictaminada por él mismo. Fue él quien prohibió sus obras a los lectores cubanos. Así pretendía sostener el halo de “censurado”, que mucho le convenía para su fachada de exiliado.
Eso se ha dicho una y otra vez, pero ahora una voz autorizada lo reconoce públicamente.
De Notas al fascimo. > La Jiribilla
> La feria para un infante no difunto
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