martes, 10 de febrero de 2009

Garganta profusa

En la foto: La Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana. ¿Agencia de espionaje o redacción periodística?

Por M. H. Lagarde

Ninguna agresión ha sido tan prolongada y permanente contra Cuba como la guerra mediática. Desde los primeros meses del triunfo de la Revolución, cuando se ajustició a los asesinos esbirros hasta nuestros días, la satanización del proceso revolucionario cubano no ha cesado un minuto.
Hoy, después de pasados 50 años de resistencia que para algunos resultan insoportables y con la llegada de las nuevas tecnologías de la comunicación, el diluvio de calumnias y mentiras del gobierno de Estados Unidos contra Cuba se hace todavía más intenso.
Tan es así que hasta paradigmáticos profesionales del periodismo no pueden sustraerse del aluvión informativo contra la Isla y terminan arrastrados por las mentiras que expande al mundo esa garganta profusa de la desinformación que es la llamada gran prensa occidental.
Tal es el caso del periodista Carl Bernstein quien, en el prólogo del informe presentado por Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) ante Naciones Unidas, señala, según apunta un reporte de EFE, "que métodos clásicos empleados todavía por Gobiernos como el de Cuba para suprimir la libertad de prensa han sido sustituidos en otras partes por tácticas menos ortodoxas, pero igualmente efectivas".
"Las grandes amenazas hoy en día -sigue diciendo el veterano reportero, que junto a Bob Woodward destapó el escándalo Watergate- contra la libertad de prensa son más insidiosas que las que se afrontaban en anteriores generaciones porque intentan inducir un clima de miedo y autocensura a través de la violencia sistemática y los arrestos de aquellos que practican el periodismo verdadero".
No sé a qué periodismo verdadero se referirá Bernstein, pero imagino que no sea al que tenía como redacción central, en vez de a la sede del Washington Post o cualquier otro medio de prensa, a la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana.
Tampoco creo que sean muy profesional ni verdadero que los "reporteros" recibieran un salario salido de las arcas de las agencias de una potencia extranjera.
En la punta de la nariz tiene Bernstein un excelente reportaje sobre la agresión mediática de Estados Unidos contra Cuba. Y en este caso no hace falta ningún Garganta Profunda.
Basta nada más hurgar un poco cuál es la misión de Radio y TV Martí, dos engendros de la guerra fría que los “profesionales del periodismo” y de “la libertad de expresión” han utilizado durante dos décadas en su guerra de subversión contra Cuba.
Sería tanta la basura que sacar a flote que, en comparación, Watergate, el Irangate y demás escándalos parecerían inocentes juego de muchachos.


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