Por M. H, Lagarde
Mientras Bruce Springteen dona una de sus canciones para la campaña de Biden y Marc Anthony llama a los cuatro millones de puertorriqueños que voten para sacar a Trump, la campaña del actual presidente se ha quedado sin una banda sonora que realmente valga la pena.
El rechazo de los músicos en Estados Unidos es prácticamente total. Un despacho de la agencia EFE da parte de cómo los músicos le han dado la espalda al mandatario republicano:
"El mundo de la música tiene una relación complicada con Trump, desde estrellas de la talla de Taylor Swift y Elton John a bandas como los Rolling Stones o R.E.M. le desdeñan y rechazan que sus canciones suenen en su campaña. Incluso Kanye West, su gran apoyo, es ahora su contrincante en algunos estados".
Desde que los Rolling Stones y Neil Young se quejaron públicamente, en 2015, de que Trump amenizara con sus canciones sus actos de campaña, a las protestas se han sumado Elton John -de quien el mandatario estadounidense es fan declarado-, Adele y hasta familias de artistas fallecidos como Leonard Cohen o Luciano Pavarotti, que alegan que sus valores no comulgan con los del republicano.
El repudio hacia el presidente llegó a su máxima expresión en un tema de Joan Baez, de quien se dice encontró en el mandatario la inspiración suficiente para componer su primera canción original en más de 20 años: "Nasty Man" (hombre asqueroso/desagradable) cuya letra afirma:
"Cuando a nadie le importe un carajo sus tuits, él estará finalmente y para siempre obsoleto", terminan sus versos.
Otro tanto sucede con los artistas latinos. Además de Marc Anthony quien acaba de decirle a sus compatriotas: "Recordamos las mentiras. Recordamos la falta de respeto. Recordamos que dejó a muchos de nosotros morir", Ricky Martin fue de los primeros en hacer pública su repulsa contra Trump cuando era un aspirante del Partido Republicano y acosaba gratuitamente a la comunidad latina.
Becky G, nacida y criada en Los Ángeles en una familia de origen mexicano, profetizó tras la toma de posesión del magnate republicano: "Él no nos dividirá" y Jennifer López, durante su actuación en la Super Bowl, recordó la separación de niños de sus familias en la frontera con una referencia a la jaulas que no pasó desapercibida.
Hasta Bad Bunny ha dicho lo suyo cuando en un espectáculo portó una camiseta con el mensaje ¿"Tú eres twitero o presidente?".
J Balvin, Shakira y Romeo Santos, Luis Fonsi integran también la lista de los músicos que no apoyan a Trump.
Con tan adverso panorama a la campaña de Trump por lo visto no le ha quedado otro remedio que echar mano a un coro, recreado por Los Tres de La Habana, en Miami que llama a votar por él.
Los Tres de La Habana. Según declararon a la agencia Reuters se sentían muy agradecidos porque el gobierno de Estados Unidos se hubiera fijado en unos desconocidos como ellos. Por lo visto, al presidente, no le quedó otro remedio.
Basada en la canción “Cuba Soy Yo” en lugar de cantar el coro habitual, los "talentosos" Tres de La Habana lo sustituyeron por : “Yo voy a votar por Donald Trump”.
La consigna musicalizada sirve de fondo, en caravanas y mitines, a la mayor mentira que haya dicho el presidente Donald Trump en sus cuatro años de presidencia: la de que los demócratas, encabezados por Biden, van a convertir a Estados Unidos en un país comunista.
Como era de esperarse, tal coro solo suena en el enclave fascistoide y conservador de Miami donde los partidarios del presidente, entre otras inverosímiles razones, justifican su repentino miedo a la invasión inminente del comunismo porque, según aseguran, alguien, durante las protestas contra el racismo ocurridas en esa ciudad, pintó una hoz y un martillo en un monumento.
La que es probablemente la única tonada a favor del presidente más mentiroso de la historia de Estados Unidos, es otra muestra ejemplar de la mediocridad cultural y política que predomina en los tres gatos de la pequeña Habana, que afirman, a ritmo de conga, que van a votar por él.
La comparsa mediocre puede durar hasta el martes 3 de noviembre, o quizás, cuatro años más, pero lo que nadie duda es que, parafraseando a Joan Baez: Cuando a nadie le importe un carajo los tuits del "Nasty Man", la mafia anticubana de Miami quedará, una vez más, ante el mundo, sumida en la vergüenza del ridículo.
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