Montaje fotográfico: El senador republicano de origen cubano, Ted Cruz y el Director Ejecutivo de Twitter, Jack Dorsey
Por M. H. Lagarde
Otra prueba de la “independencia” de la que gozan las redes sociales respecto al gobierno de Estados Unidos fue el regaño que le espetó, el pasado miércoles, el senador republicano, Ted Cruz, al Director Ejecutivo de Twitter, Jack Dorsey.
“Sr. Dorsey, ¿quién diablos te puso a cargo y eligió para decidir lo que los medios deben informar y lo que el pueblo estadounidense puede escuchar? y, ¿Por qué insistes en comportarte como un comité de acción política demócrata, silenciando puntos de vistas contrarios a tus creencias políticas?”, dijo el Sr. Cruz, en una audiencia celebrada ante el Comité de Ciencia, Comercio y Transporte del Senado.
La fuerte recriminación fue hecha a propósito de la decisión de Twitter de bloquear usuarios que quisieron retwittear un artículo del New York Post que, supuestamente, presentaba evidencia sobre el comportamiento poco ético y posiblemente ilegal de Hunter Biden, hijo del candidato Demócrata a la presidencia, Joe Biden.
Como un muchachito obediente, Dorsey ripostó la insinuación de Ted Cruz sobre su sesgo político anticonservador:
“No estamos haciendo eso. Y es por eso que inicié esta audiencia haciendo un llamado a la transparencia. Hemos notado que necesitamos más confianza. Hemos notado que necesitamos más responsabilidad para mostrar nuestras intenciones y mostrar los resultados. Por lo tanto, escucho las preocupaciones y las reconozco, pero queremos solucionarlas con más transparencia”, expresó Dorsey.
Otros, menos “comprensibles” que el CEO de Twitter, como el Senador Demócrata por Hawái, Brian Schatz, criticaron las “malas maneras” del senador de origen cubano, Ted Cruz:
“No llamamos a las personas ante nosotros ni le gritamos por no acatar nuestras órdenes durante las elecciones. Es un uso incorrecto del dinero del contribuyente. Está sucediendo aquí y es una cicatriz para esta comisión y para el Senado de los Estados Unidos”, y, de paso, calificó a la audiencia del pasado miércoles: “como una “farsa” de falso ultraje montada por los Republicanos que ha fomentado una narrativa de sesgo anticonservador en redes sociales que no está avalada por datos”.
Los datos, digo yo, en todo caso podrían citarse en contra de los republicanos si se tiene en cuenta que, en las elecciones de 2016, según las cifras entregadas por los sitios de fact-checking, para la verificación de las afirmaciones durante la campaña presidencial, el 70% de las declaraciones de Donald Trump fueron falsas.
Un ejemplo de ello, según el propio Ted Cruz, fue la acusación hecha por Trump, durante las primarias para la postulación republicana, de que su padre Rafael Cruz había tenido que ver en el asesinato de Kennedy.
Según una publicación de aquellos días: “En una entrevista telefónica con Fox News, Trump mencionó un artículo del tabloide sensacionalista National Enquirer según el cual Rafael Cruz aparece en una foto con Oswald en Nueva Orleans, donde Oswald está repartiendo folletos en contra del gobierno comunista de Cuba”.
La campaña de Cruz entonces tildó la acusación de "basura", pero parece que, con el paso del tiempo, y ante el temor de una posible victoria electoral de los demócratas en 2020, al senador de origen cubano se le han olvidado los sucios métodos de sus correligionarios. ¿O será verdad que su padre estuvo implicado en el asesinato de Kennedy?
Él sabrá. Lo que si sabemos nosotros es que sus regaños contra los descarrilados colegiales que dirigen las redes sociales irrespetan y ponen en entredicho la validez de la Sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones de Estados Unidos.
Creada en 1996, la 203 regula y protege a las compañías de internet de responsabilidades legales: “Ningún proveedor o usuario de un servicio de ordenadores interactivo deberá ser tratado como el publicador o emisor de ninguna información de otro proveedor de contenido informativo”.
Si la libertad de expresión se trata de regaños y gritos, no estaría de más preguntarle al Director Ejecutivo de Twitter, Jack Dorsey, quién es el que le grita, en privado, para que bloquee las cuentas de los revolucionarios cubanos.
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