jueves, 12 de diciembre de 2019
Mario Vargas Llosa: El panfletario perfecto
Por M. H. Lagarde
El mejor ejemplo de cómo la fama puede servirle de coartada a la insensatez es el caso del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa.
En una gira para lanzar su última novela, “Tiempos recios”, el también conocido vocero del neoliberalismo, ha dejado a su paso una estela de controvertidos análisis sobre la realidad que vive hoy latinoamerica.
Durante una conferencia "magistral" que ofreció en México dijo, refiriéndose al actual gobierno de López Obrador: “Mucho me temo que este gobierno esté retrocediendo un poco a México”.
“Comenzaba a salir de esa dictadura perfecta -felizmente no era tan perfecta, era bastante imperfecta-, (pero) me temo muchísimo, muchísimo de que el populismo que parece realmente la ideología del actual presidente de México nos conduzca otra vez a la dictadura perfecta o imperfecta, pero dictadura al fin y al cabo”, añadió.
Tal "profecía", sobre un gobierno que apenas si acaba de cumplir un año en el poder, le valió una réplica de la esposa del presidente, Beatriz Gutiérrez Müller, quien señaló en su cuenta oficial de Facebook:
“Veo mal a ciertos escritores que han ganado el Premio Nobel. Me temo muchísimo que el fanatismo y el dogmatismo, que parece la ideología de algunos, nos conduzca otra vez al panfletario perfecto”.
No obstante, el presunto "conocedor" de la política internacional, acostumbrado a practicar el ridículo de vez en vez, continuó su gira promocional en la feria del libro donde volvió a probar, con sus desatinadas declaraciones, que el talento de entretejer ficciones es una cosa y la realidad otra.
En la Feria del Libro de Miami, Vargas Llosa, aseguró que en Chile no existe la pobreza extrema afirmación que le ha valido un desmentido hasta de la agencia AFP.
"Chile es el país que ha progresado más extraordinariamente en América Latina (…) No hay pobreza extrema, probablemente es el único país de América Latina sin pobreza extrema”, dijo en referencia a las protestas que comenzaron en ese país el pasado 18 de octubre. Y agregó: "Veíamos en Chile un modelo para salir del subdesarrollo. No podía ser Cuba, ni Venezuela, ni Nicaragua. Era Chile".
O sea, que según "el escribidor", las interminables protestas en Chile o son por deporte o por aburrimiento del pueblo que no ha encontrado otra cosa mejor para entretenerse que hacerse sacar los ojos a manos de los carabineros, y no una consecuencia del fracaso de la vitrina neoliberal en que los Chicago Boys quisieron convertir a ese país.
Como si fuera poco, en una entrevista concedida la semana pasada a la ilegal estación del gobierno norteamericano Radio TV Martí, después de reconocer que lo ocurrido en Chile lo había desconcertado, el perfecto panfletario afirmó que: "Así como nos la ha dado Chile, yo creo que la sorpresa nos la va a dar Cuba en cualquier momento".
Según él "el pueblo cubano desgraciadamente sufre hace 60 años una dictadura terrible", las "raíces" en favor de la libertad y la democracia en ese país no han sido arrancadas".
Por lo visto, Vargas Llosa, encerrado en su alucinante torre de ficciones, olvidó que las demandas que hoy reclama en las calles el pueblo chileno: derecho a la salud, a la educación gratuita, a la seguridad social y a la igualdad, fueron resueltas por el pueblo cubano en la gran sorpresa que dio el primero de enero de 1959 y ratificó luego del derrumbe del socialismo en europa del este, en contra de todos los vaticinios de los Vargas Llosas, Openheimer, Montaneres y otros émulos de Walter Mercado.
A propósito de sorpresas cubanas, ninguna mayor que la que recibió el famoso escritor cuando la entonces directora de Casa de las Américas, Haydee Santamaría, envió a Alejo Carpentier a pedirle las ganancias del premio Rómulo Gallegos, que había ganado por su novela La Casa Verde, para apoyar a la guerrilla del Che en Bolivia.
La sopresa fue tan traumática que del tiro, el otrora izquierdista, desde entonces prefirió convertirse en el perfecto panfletista de la derecha que es hoy.
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