lunes, 1 de abril de 2019

Cócteles molotov: La luz de Juan Guaidó


Por M. H. Lagarde

¿A quién le conviene apagar la resistencia del pueblo de Venezuela? Los seguidos apagones en Venezuela solo parecen beneficiar a la marioneta Guaidó y sus titiriteros de Washington.


Es cierto que por su condición de fraude, el dirigido (o guiado) desde la Casa Blanca, no dirige a nadie en Venezuela, ni cuenta empresas, ni trabajadores, ni militares, ni palacio de gobierno, ni siquiera despacho. Y aunque los medios de prensa de prensa internacionales se empeñen en demostrar lo contrario Juan Guaidó no es más que un timo, cuyo reconocimiento Estados Unidos le ha impuesto a la fuerza a una cincuentena de países, pero que no ha podido, pese a las amenazas, la brutal guerra económica y los sabotajes, imponérselo al pueblo de Venezuela.


Si fuera así ya el "presidente", hubiera cumplido con la única opción que sus jefes de Washington le han dejado para resolver el problemas de los apagones: convocar a protestas. Ya lo hizo durante el anterior apagón que duró casi una semana: "La oscuridad se acaba cuando termine la usurpación", dijo entonces. O lo que es lo mismo: la rendición o la luz. Vil chantaje propio de la catadura gansteril de los halcones que mueven sus hilos desde la Casa Blanca.


Ahora, y a propósito del último sabotaje perpetrado contra la planta Simón Bolívar, el autoproclamado recurre a la misma opción y ha convocado a nuevas protestas para el sábado: "Cada vez que a usted le falte la luz, el agua, el gas, el transporte, no es momento de acostumbrarse, es momento de exigir nuestros derechos", afirmó.


Extraño presidente que busca beneficiar al pueblo atizando en el enfrentamiento entre sus ciudadanos. Ya el pasado 23 de febrero el mundo -y hasta The New York Times- fue testigo de lo que significa la palabra protesta para Juan Guaidó: 
guarimberos incendiarios en las calles atentando contra las fuerzas del orden en busca de un incidente, entre el gobierno legítimo y los delincuentes que le siguen, que le permita poner, otra vez sobre la mesa, la opción de la intervención militar.


Ese y no otro es el plan de sus jefes en Washington. No se trata como dijo John Bolton de ahogar, al estilo Darth Vader de la Guerra de las Galaxias, al gobierno de Maduro, sino, al pueblo de Venezuela. Apagar con amenazas, el chantaje y la fuerza, su resistencia.

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