jueves, 19 de febrero de 2009

La telaraña imperial, un libro apasionante


La investigadora norteamericano-venezolana Eva Golinger y su colega, el sociólogo francés Romain Migus, se adentraron en las aguas oscuras del capitalismo neoliberal para sacar a flote sus estructuras y estrategias de dominio y expansión, hilvanadas con astucia en un entramado siniestro.
El resultado es un texto apasionante, La telaraña imperial. Enciclopedia de injerencia y subversión, que ilustra los rumbos de un sistema en que lo político y lo económico -sustentado por el empuje arrasante de las transnacionales- devienen revés y envés del espejo.
A partir de la cadena de injerencias y subversiones de gran magnitud de que ha sido objeto Venezuela por parte de Estados Unidos y sus aliados, Golinger y Migus demuestran cómo ambos componentes funcionan en una interacción permanente y definen las orientaciones políticas y económicas que se imponen después al resto de la humanidad .
Al servicio de ese objetivo, el capitalismo pone en marcha los engranajes de un telar metafórico, en el que confluyen, en la sombra, los distintos sectores del poder económico, político, militar y de las comunicaciones, usualmente considerados independientes, para elaborar visiones y acciones comunes.
El lugar de encuentro son las fundaciones, los think tank o centros de estudio, los institutos que financian las transnacionales, por cuyos consejos de administración transitan los políticos, en un ir y venir constante entre estas y las administraciones públicas.
Concebido como una enciclopedia de amplio registro, La telaraña imperial , presentado en la Feria del Libro Cuba 2009, consumió a sus autores seis años de acuciosa investigación y es el punto de partida de un proyecto que prevé actualizaciones periódicas, enriquecidas anualmente con nuevas fichas, precisó Golinger.
En el volumen afloran las agresiones perpetradas contra Venezuela, desde la llegada del presidente Hugo Chávez al poder y el inicio de una Revolución Bolivariana de profunda raíz y proyección sociales.
A flote emerge el papel que han desempeñado, en esa maniobra desestabilizadora, empresas, agencias gubernamentales, organizaciones no gubernamentales, personajes, instituciones y un sin número de eslabones de la gran red de brazos múltiples.
La conexión es a veces estrecha, y a veces lejana, pero siempre moviendo los hilos al conjuro de la telaraña. Una de sus variantes, subraya Golinger, es la llamada guerra asimétrica o de cuarta generación, la subversión, la contrainsurgencia. Está dirigida a la población, es lo que estamos viviendo hoy en América Latina .
Uno de los motores en la intensificación de esa estrategia, apunta, lo es, por ejemplo, la United States Agency for Internacional Development (USAID), que sobresale entre una madeja de agencias de servicios clandestinos disfrazadas de entidades públicas.
Venezuela ha sido exponente de la aplicación de esa cadena siniestra de subversión e injerencia, financiada por Estados Unidos, de la cual fluyen sabotajes mediáticos, golpes de Estado, intentos de magnicidio, guerras mediáticas, operaciones psicológicas, sabotajes económicos, espionaje, infiltraciones, entre otras muchas.
Blanco permanente de Washington, esa nación suramericana no lo es solo por la profundidad de su vuelco histórico sino por su condición de gran exportadora y productora de petróleo, dueña de las mayores reservas del llamado oro negro en el mundo. Por esas mismas razones, es punto de mira permanente de las transnacionales.
Golinger y Migus ponen al descubierto, con el único auxilio de una documentación profusa, del dato preciso respaldado por una bibliografía abundante y bien repasada que abarca documentales, páginas webs, centros de estudio, artículos, libros, ensayos- las relaciones encubiertas puestas en juego, muchas veces bajo aparentes fines nobles.
La Enciclopedia va desmontando esos soportes, en un recorrido de la A a la Z, con un lenguaje dinámico que abre paso a la información concluyente y la sencillez como aliada de una investigación exhaustiva, con nexos referenciales que le añaden un jugo extra y arrojan nueva claridad sobre ella.
Por sus páginas desfilan, identificadas con su santo y seña, sus acciones y pasado, empresas, agencias gubernamentales, organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación, personajes como Rockefeller, Elliot Abrams, Henry Kisinger u Orlando Bosch, cmpañías de telecomnicaciones como la venezolana CANTV, términos como guerra electrónicas.
Pero el libro puede leerse a voluntad del lector, pasando de una ficha a otra o entrecruzándolas en un itinerario sugestivo, como quien sigue una pista de varios senderos conducidos, por la sagacidad y pericia de los autores, como un hilo de Ariadna para iluminar los recodos e intersticios más recónditos.
La telaraña imperial puede ser vista, afirman los autores, como un intento de análisis sobre el funcionamiento de la organización real del capitalismo, desde su lado más desconocido, alejándonos de cualquier teoría del complot, para comprender su fuerza y contradicciones .
El libro saca a la luz, agregan todas las instituciones que participan en la gran guerra del capital contra la humanidad, y sin las cuales el capitalismo no podría existir .
Texto de ineludible referencia, La telaraña imperial sirve también para mirar hacia atrás y comprobar cómo los mecanismos de subversión e injerencia siempre se han puesto en marcha, solo que en forma menos refinada, aunque igualmente brutal, como ocurrió en Cuba, el Chile y el Brasil de los años 60 del pasado siglo, y tantas otras zonas de la América mestiza.
Fue la época en que sentaron, en su trono de sangre, a las dictaduras militares, los gorilatos.
Acostumbrado a considerar este lado del mundo como un traspatio inmenso y solitario, el triunfo de la Revolución cubana y su solidez, le demostró a Estados Unidos, a solo 90 millas, que la realidad podía ser muy distinta, como lo prueba la insurgencia social desembocada en los procesos recientes de Venezuela, Bolivia y Ecuador.
Con la rabia de las apetencias frustradas, el capitalismo en su fase neoliberal ha fraguado un entramado mucho más sofisticado, encubierto, ramificado en la sombra, de una perfidia mayor, aceitado y enmascarado bajo otro ropaje.
Un ropaje de extensiones sin término, que involucra a un sin fin de personas, mientras otras quedan atrapadas en la telaraña de la red. Como afirma Gabriel García Márquez, América Latina no puede apagar las luces para dormir. (PL)

La Feria y la feria

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