lunes, 15 de agosto de 2011

"La revolución en Egipto": "una matanza impulsada por las autoridades"



La cicatriz en la frente del activista egipcio Noor Noor todavía no se ha cerrado, pero él cree que ha salido bien parado de un choque con la policía hace un mes. Es el hijo de un opositor al régimen de Mubarak encarcelado durante su Presidencia. Sin embargo, afirma que en vez de llevar la libertad, la revolución en Egipto colocó en el poder a figuras aún más brutales.
Noor, activista: "No hay mucha diferencia entre la gente que gobierna el país ahora y Hosni Mubarak"
"Está claro que no hay mucha diferencia entre la gente que gobierna el país ahora y Hosni Mubarak. Muchos de los crímenes cometidos por el ex presidente contra el pueblo ahora son cometidos por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. Se trata del uso de la violencia y la opresión sistemáticamente contra el pueblo; o incluso manipular la opinión pública. Pero lo más triste es que ahora estos crímenes son encubiertos por la revolución", opina el activista Noor, defensor de derechos humanos.

El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas controla el país desde la dimisión de Mubarak. Pero los generales, que llegaron al poder gracias a las protestas, al parecer no sienten mucha simpatía  por las concentraciones masivas. La plaza de Tahrir, que fue la cuna de la revolución egipcia, ahora está acordonada por la policía antidisturbios. Los que salen a protestar son acusados de violar el orden público y juzgados en tribunales militares.

La revolución en Egipto, "una matanza impulsada por las autoridades"
"En los últimos 7 meses los tribunales juzgaron a más gente que durante el Gobierno del presidente Abdel Nasser, el presidente Anwar el-Sadat y el presidente Mubarak, por separado, claro está. Hay un montón de casos en los que la gente fue arrestada y acusada en un plazo de 2 a 5 días. Muchos recibieron cadenas horribles, de 3 hasta 25 años de cárcel", cuenta el activista.
Noor guarda la camiseta manchada de sangre como recuerdo de que la revolución en Egipto está lejos de terminar. Y lo mismo dice el activista Reda Radian Malak, que celebró el fin del estado policial en la plaza de Tahrir junto con su hermano menor, al que mataron tres meses después en lo que él mismo considera como una matanza impulsada por las autoridades. "Un francotirador asesinó a mi hermano. La bala le entró por un lado de la cabeza y le salió por el otro. Fui testigo, lo vi con mis ojos. Nadie aquí tiene armas que pudieran hacer esto, solo los soldados", confiesa Malak.
A diferencia de las familias de víctimas del régimen derrocado, esta gente no recibe recompensas por sus pérdidas. De hecho, están cada vez más preocupados ante la perspectiva de que las nuevas autoridades los persigan como criminales. Últimamente así son denominados todos los que no están a favor del gobierno de los militares.
"Pensábamos que el Ejército intervendría para proteger a la población y poner fin a la violencia. Pero en vez de eso comenzaron a asesinar. No es lo que esperábamos", agrega el activista.
Mientras tanto, continúa el proceso judicial contra el ex presidente, acusado de cometer asesinatos masivos de manifestantes. Muchos jovenes que cayeron en manos de la policía durante las protestas contra el régimen son considerados como héroes, igual que todos los que perdieron la vida antes de la dimisión de Mubarak. Sin embargo, los asesinados después de la revuelta son calificados frecuentemente como criminales y adversarios de la democracia, pese a que en ambos casos perseguían los mismos objetivos.

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