jueves, 3 de enero de 2013

Creciente voto latino en Florida solucionará conflicto Cuba-EU

Por Gerardo Arreola/ La Jornada
La Habana, 2 de enero.
Una clave de la solución al diferendo entre Cuba y Estados Unidos está en un escenario futuro, en el que una coalición de latinoamericanos y caribeños desplace en Florida a las generaciones de políticos que se quedaron congelados en una cerrada oposición a cualquier trato con la isla, explica Álvaro Fernández, periodista e investigador que sigue el tema muy de cerca.
Esas nuevas corrientes electorales van a impulsar a gobernantes y legisladores con una nueva mentalidad, que incluirá una actitud favorable a la relación normal con Cuba, considera el analista, en una entrevista con La Jornada.
Estadunidense de origen cubano, Fernández participa en el Miami Progressive Project, una organización no lucrativa que promueve la inscripción de votantes latinos y estudia sus tendencias; además, es editor de la revista electrónica bilingüe Progreso Semanal, con sede en esa ciudad.

Fernández intervino aquí en un reciente foro del Instituto Superior de Relaciones Internacionales –la academia diplomática cubana–, sobre el futuro del conflicto entre La Habana y Washington en el segundo periodo de Barack Obama, que inicia este mes.
El voto latino no cubano crece en Florida con una tendencia imparable y será decisivo en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016, en gran medida por la afluencia de puertorriqueños. “Yo lo llamo ‘el gigante que rugió’ en las elecciones” de hace dos meses”, apunta Fernández. Es un gigante que crecerá en el futuro inmediato.
Los cubanos que han llegado a Estados Unidos en los últimos 30 años tienden a inscribirse como electores y a votar a favor de sus propios intereses, entre ellos la necesidad de visitar y ayudar a sus familias en la isla, mientras las viejas generaciones van desapareciendo por vía natural, apunta el especialista.
Además, el voto cubano también está girando hacia el Partido Demócrata de manera progresiva desde 1988, dice Fernández. Recuerda que en Miami viven ahora 860 mil cubanos, de los cuales más de 300 mil llegaron después de 1994 y en su mayor parte aún no son ciudadanos estadunidenses, mientras que de los nacionalizados sólo 35 por ciento está inscrito como votante.
Según una encuesta de Bendixen, 48 por ciento de los cubano-estadunidenses votaron por Obama en noviembre pasado. Pero más importante que las cifras, sostiene Fernández, es la proyección de lo que ocurre desde 1988: un aumento del voto latino hacia los demócratas, en particular en Florida, donde también crecen la inmigración dominicana, mexicana y haitiana.
El investigador explica que en Florida ya hay unos 840 mil puertorriqueños, parte de los cuales se han desplazado desde Nueva York, en su mayoría se ubican en la zona central del estado, en un eje que conecta las ciudades de Orlando y Tampa. Dentro de tres años serán más que los cubanos inscritos para votar en la entidad.
Los mexicanos son el tercer grupo más importante en Nueva York, en Florida aumentan, atraídos por el trabajo agrícola.
¿A dónde nos lleva todo esto?, plantea Fernández: A que el cubano como yo, de Florida, que lo que cree es que hay que establecer relaciones con Cuba, tiene que buscar alianzas con los nuevos grupos latinoamericanos en el estado.
Con muchos números en la memoria, que combina con otros datos bien localizados en una carpeta, Fernández ilustra el mapa electoral de Florida con resultados en los que demó- cratas de origen mexicano, colombiano o venezolano, han derrotado a republicanos de ascendencia cubana.
Calladamente, estas cosas van cambiando el panorama electoral en el estado, considera. Es una bola de nieve que va creciendo.
Opina que un caso emblemático es el de Joe García, demócrata de origen cubano, ex director de la anticastrista Fundación Nacional Cubano-Americana y en su momento muy cercano al creador de esa organización, Jorge Mas Canosa.
García derrotó en noviembre pasado al ultraconservador David Rivera, para llegar a la Cámara de Representantes federal. Hizo una campaña basada en los asuntos urbanos de Miami, pero con una posición favorable al contacto entre las familias cubanas en ambos lados del estrecho de Florida.

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