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Mercenarios de segunda en espera de ser traslados hacia las urnas instaladas en la residencia del jefe de la SINA |
Por M. H. Lagarde
Fotos: Ismael Francisco
Como ya se ha vuelto
habitual, en época de elecciones generales en Estados Unidos, los anexionistas
a sueldo en Cuba no pierden ocasión para demostrar su sumisión a los intereses
del gobierno que desde, hace medio siglo, agrede, ya sea con ataques
terroristas o hasta mediante un cruel bloqueo económico, a la Isla que un día
los vio nacer.
Aun cuando ni siquiera los
ciudadanos de la colonia de Puerto Rico cuentan con la prerrogativa de elegir
al presidente de la metrópoli norteña, los mercenarios cubanos, sin el menor
pudor, se reúnen, cada cuatro años, en la casa del Jefe de turno de la Oficina
de Intereses de Estados Unidos en La Habana para votar, “simbólicamente”, por
el mandatario que aprobará, en el próximo periodo presidencial, las millonarias
partidas de la USAID dedicadas a inventar una “oposición” en Cuba.
No
importa quién sea el ganador. Demócratas o republicanos, lo mismo da. Los anexionistas
a sueldo en La Habana votan por George Washington (1 $) o por Ulysses S. Grant ($ 50), siempre que sus
rostros sean los que aparezcan en los billetes con que, por su condición
mercenaria, los recompensa el imperio.
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La cola de guagua a un costado del restaurante El Aljibe |
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Los transportistas en espera de los votantes |
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Una representación de las Damas del Verde |
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Más mercenarios de tercera. |
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