Las oficinas de la agencia de viajes Airlines Brokers incendiada por terroristas en Miami por facilitar los viajes de cubanos a la Isla durante la visita del Papa |
El Departamento de Estado norteamericano circuló este martes su lista anual sobre países que, según ellos, patrocinan el terrorismo a escala internacional y una vez más sumó a Cuba entre estos.
Para explicar su actitud el Departamento de Estado echa mano de nuevo al argumento de que la isla alberga a integrantes de la ETA (de España) y facilitado ayuda médica y asistencia política a guerrilleros colombianos de las FARC.
Sin embargo, el texto del propio Departamento agrega: “no hay evidencias de que el Gobierno de Cuba haya facilitado armas o entrenamiento militar ni para ETA ni para las FARC”.
Otra vez la maltrecha acusación fabricada en el Norte de que Cuba patrocina el terrorismo, pero a diferencia del buen vino, mientras más añeja resulta menos aceptable. Retazos de su historial así lo denotan.
El dos de febrero de 1959, apenas un mes después del triunfo de la Revolución, fue capturado a bordo de una avioneta el ciudadano estadounidense Allen Robert Maller, luego de haber penetrado clandestinamente en el país con la misión de asesinar a Fidel Castro.
Desde entonces acciones de distintas modalidades se multiplicaron, con la asombrosa particularidad de que sus autores, en muchas ocasiones, llegaron a narrarlas en conferencias de prensa organizadas en Miami.
Documentos secretos redactados en Washington desde marzo hasta abril de 1962, y sacados a la luz a principios de noviembre de 1997, revelan la solicitud de bombardear la base naval impuesta en Guantánamo y después culpar de ello a los cubanos, o la de hundir allí un barco de guerra estadounidense y responsabilizar por la acción al gobierno nacional.
Otro informe del Departamento de Estado relativo al supuesto auspicio de La Habana al terrorismo circuló en los primeros meses de 1998.
Pero, de manera curiosa, el propio texto reconoció que “no existen pruebas que demuestren que Cuba haya patrocinado acción terrorista alguna en 1997”.
Solo desde el 30 de noviembre de 1961 hasta enero de 1963, se efectuaron 5 780 actos terroristas contra la isla, de los cuales 716 constituyeron sabotajes de gran envergadura contra empresas industriales, cifras que con el tiempo fueron aumentando.
Aceleraba su marcha una larga cadena de episodios que tendrían su momento culminante en la voladura en pleno vuelo de un avión civil cubano donde viajaban 73 personas, todas muertas.
Sus autores intelectuales fueron los terroristas de origen cubano Luis Posada Carriles y Orlando Bosch Avila, señalamiento en el que coincidieron hasta importantes medios de difusión masiva de Estados Unidos.
Ambos implícitamente lo reconocieron durante entrevistas con The New York Times, la televisión floridana y otras fuentes, así como en un libro del primero, titulado Los Caminos del Guerrero, que circuló en agosto de 1994.
Tres años antes, el 10 de noviembre de 1991, The Miami Herald publicó una entrevista que le hizo a Posada Carriles y en su introducción dice que es “el conocido saboteador anticastrista, maestro de camuflaje entrenado por la CIA…Un asesino”.
Sin embargo, tanto Bosch como Posada recibieron homenajes públicos en Miami organizados por la jefa del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Ileana Ros-Lehtinen, conocida protectora de jefes de bandas terroristas.
Tal y como se reveló, con dinero de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), radicada en Miami, Posada Carriles contrató a mercenarios centroamericanos que colocaron bombas en hoteles de La Habana, suceso donde asesinaron al joven turista italiano Fabio Di Celmo e hirieron a varias personas.
Sin embargo, cuando posteriormente fue detenido al entrar sin autorización a territorio estadounidense, solo le achacaron delitos migratorios y no mencionaron sus fechorías terroristas.
Liberado, regresó a Miami, donde reside junto a un enjambre de sus afines en pandillas terroristas, sospechosos de haber incendiado meses atrás la agencia de viajes Airlines Brokers, que trasladó a cientos de fieles a Cuba con motivo de la visita del papa Benedicto XVI.
A pesar de eso, y no obstante poseer Washington una poderosa maquinaria de espionaje, todavía –curiosamente- no han presentado ni un solo acusado por lo sucedido.
Tiene su lógica, porque el estado mayor de los patrocinadores del terrorismo en el mundo radica en la capital de Estados Unidos, allí donde cada año redactan un informe sobre tales pecadores.
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