NUEVA YORK, 23 (ANSA) - Daniel Suelo, un ermitaño moderno de 51 años, lleva más de una década viviendo sin dinero y alejado de las presiones cotidianas del estadounidense promedio.
Su experimento comenzó un día del año 2000, cuando el hombre -nacido en el seno de una familia que le brindó buena educación, y cuyo apellido en la vida civil es Shellangarger- le dijo adiós a los billetes y se mudó a una gruta de Utah, como un nuevo hombre de las cavernas.
Oriundo de Denver, en Colorado, Shellangarger decidió renunciar a su identidad terminando al mismo tiempo con los problemas que asedian al ciudadano promedio, entre préstamos que pagar, deudas con tarjeta de crédito y dificultades laborales.
Los mismos problemas que siguen atormentando a los norteamericanos, y que volvieron a poner al ermitaño en el candelero de los sitios de Internet, en parte también gracias a su blog, único contacto con el mundo, que realiza usando las computadoras de la biblioteca de Moab.
Con el nuevo nombre de Daniel Suelo, se fue a vivir a una ensenada-refugio rodeada de cascadas, a una hora aproximadamente de la ciudad desierto de Moab. Para él el dinero es un lejano recuerdo: se alimenta de arroz y frijoles, y viste ropa recuperada de la basura.
"Cuando vivía con dinero -evoca- siempre me faltaba algo. El dinero representa una falta. Representa cosas del pasado, es decir deudas, y cosas del futuro, es decir créditos, pero nunca el presente".
La historia del hombre se hizo conocida en 2009, cuando se publicó en varios medios, incluyendo el Guardian en el Reino Unido y el Huffington Post en Estados Unidos.
La televisión también reportó su caso, y en 2010 el escritor Mark Sundeen publicó una biografía suya, "The Man Who Quit Money", editado por Penguin.
Sin embargo, en línea con su filosofía de vida, Suelo no aceptó dinero por la venta del libro.
Aunque mediático, el caso de Daniel Suelo no es el único en el mundo que decidió vivir sin dinero. Además de él están la alemana Heidemarie Schwermer, el activista Mark Boyle -famoso por haber fundado en línea la comunidad "Freeconomy" y el finlandés Tomi Astikainen. (ANSA).
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