Por Diony Sanabia Abadia
Lanzar piedras al vecino cuando tu techo es de vidrio, parece ser un proverbio adecuado para referirse hoy al empecinamiento de Estados Unidos en atacar a Cuba e intentar afectar su imagen a nivel internacional.
Washington mantiene al país caribeño en su lista de Estados patrocinadores del terrorismo, y también incluye en esa relación, divulgada la víspera, a Irán, Sudán y Siria.
Nuevamente la administración norteamericana arremete contra un pueblo que ha perdido por actos terroristas a tres mil 478 de sus hijos y otros dos mil 99 han quedado incapacitados para siempre.
Además, la mayor de las Antillas sufre hace más de medio siglo el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos, cuyos daños materiales sobrepasan los 751 mil millones de dólares.
Los cubanos no olvidan el 6 de octubre de 1976 cuando un avión civil del archipiélago explotó en pleno vuelo en Barbados y murieron 73 personas, varias de ellas mujeres y gente de muy corta edad.
Hoy, Luis Posada Carriles, uno de los autores confesos del hecho, está libre en suelo norteamericano mientras Orlando Bosch, el otro responsable, falleció en ese territorio como "un simple mortal" sin pagar por el hecho.
Me siento tranquilo con lo que hice y con lo que estoy haciendo, manifestó recientemente Posada Carriles sin reconocer tampoco su participación en otros sucesos de sangre en varios países de América Latina.
El ex agente de la estadounidense Agencia Central de Inteligencia comentó que pasa el tiempo deseando "la libertad" para Cuba y pintando cuadros que en su mayoría son paisajes de la nación caribeña y retratos de amigos.
Los mismos protectores de Posada Carriles, autoproclamados constantemente justos y democráticos, son quienes mantienen encarcelados a cinco antiterroristas cubanos desde el 12 de septiembre de 1998.
Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Fernando González, Ramón Labañino y René González sufren cárcel por monitorear las acciones vandálicas de grupos anticubanos, asentados en el sur de Estados Unidos.
Numerosas pruebas y el testimonio de altos jefes y oficiales norteamericanos indican que los Cinco, como son conocidos a nivel internacional, nunca atentaron contra la seguridad de ese poderoso país.
Contra ellos, con penas de hasta doble cadena perpetua más 15 años de cárcel, se presentaron 26 cargos por separado, 24 de ellos relativamente menores y más bien técnicos, y uno de estos últimos fue no registrarse como agentes extranjeros ante la Fiscalía General de Estados Unidos.
A los acusados, quienes estuvieron de acuerdo con este cargo, les impidieron explicar que bajo una doctrina de las leyes estadounidenses, conocida como Estado de Necesidad, debían ser perdonados por no haber cumplido con dicho tecnicismo.
Paralelamente, Washington sigue causando muertes a civiles inocentes con sus guerras en Afganistán e Iraq, y apoya los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte contra Libia.
También extiende los tentáculos para subvertir el orden interno en Siria y provocar la dimisión de su presidente, despliega bases militares por el mundo, y destruye el medio ambiente sin importarle la supervivencia humana.
Ante tales realidades, cualquier habitante del mundo pudiera preguntar: ¿Por qué lanzar piedras al vecino cuando el techo propio es más frágil que el vidrio?
Cuba ha suscrito los 13 convenios internacionales existentes en la lucha contra el terrorismo y cumple estrictamente los compromisos y obligaciones emanados de las resoluciones de la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
En poder de la mayor de las Antillas no existen armas de exterminio en masa de ningún tipo y el país cumple sus obligaciones en virtud de los instrumentos internacionales vigentes sobre armas nucleares, químicas y biológicas.
El territorio cubano nunca ha sido utilizado ni se utilizará jamás para organizar, financiar o ejecutar actos terroristas contra ningún país, incluyendo los Estados Unidos, recalcó el pasado 6 de octubre el presidente Raúl Castro.
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