Queridos amigos:
Lo más seguro es que ya estén enterados que en una corte de El Paso, Texas, un jurado ha declarado absuelto de todos los cargos que se le imputaban, en su juicio teatral por mentirle a las autoridades de Inmigracion, a Luis Posada Carriles.
Los Cinco conocemos muy bien lo que es un juicio frente a un jurado de 12 personas en este país. El nuestro duró más de 7 meses. No puedo negar que en aquella sala sentimos, con gran fuerza, que no era posible que aquel jurado nos encontrara culpable de cargos que jamás cometimos. Fuimos muy inocentes en todo el sentido de la palabra. Vimos desfilar testigos que trajo la defensa y la fiscalía, y todos, en una u otra medida, terminaron afianzando nuestros sólidos argumentos de que jamás nadie intentó cometer ninguna actividad de espionaje contra este país y que Gerardo nada tuvo que ver con aquel incidente del derribo de las avionetas. Pero aquel jurado estaba allí no para escuchar ni para deliberar nada, aquel jurado ya tenía un prejuicio formado por años viviendo en una ciudad en la que hablar bien sobre Cuba es casi un delito o una condena a perder el trabajo o a sufrir un daño físico; aquel jurado, a pesar de las instrucciones que le dieron, regresaba a su casa, donde sus familiares, habían leido o visto las noticias que periodistas pagados por el gobierno elaboraban para crear un estado de opinión contra nosotros. Aquel jurado no podía estar ajeno a la "tormenta perfecta" que en 93 páginas describieron los tres jueces que analizaron nuestra primera apelación directa durante varios años y pidieron anular nuestro juicio.
¿Apelará el Gobierno esta decisión del jurado, que no es contra un mentiroso sino contra un terrorista? ¿Pondrá a funcionar toda su fuerza para revertir tal veredicto, como lo hizo en nuestro caso para revertir aquella decisión unánime de la Corte de Atlanta? ¿Dónde quedará todo lo que se demostró allí, aunque muy limitadamente, sobre la complicidad de Posada Carrilles en los actos terroristas contra Cuba, en los que perdió la vida Fabio?
Las conclusiones de Pertierra hay que leerlas, así como todo lo que fue escribiendo por esos días de tan amañado proceso.
Muchas podrían ser las preguntas. Al comentar brevemente ayer con mi madre este insólito veredicto, cuando hablamos unos minutos por teléfono, ella me dijo, con esa inteligencia que la caracteriza: ese hombre les sabe mucho.
El 9 de junio del 2001, en fecha anunciada, luego que fuimos encontrados culpables de todos los cargos, al regresar a mi celda escribí estos versos:
EN MI VERDAD
La razón es como un brazo colosal.
que levanta la justicia donde
no pueden alacanzarla las avaricias de los hombres.
Jose Marti.
¿Dónde está la razón? Se preguntaron.
Pero entre miedos y otras cosas indignas
se perdió la llave
y la razón quedó tras la puerta,
y yo quedó encerrado al otro lado,
en este mundo que no es el que yo quiero.
Y aunque de pronto el cielo se cargó de sombras,
sepan los tan felices de su última injusticia
que en mi osadía el terror no funciona,
que en mi honor la ignominia no trabaja,
que en mi virtud la avaricia no mella,
que en mi verdad la dignidad cohabita,
que en mi amor la alegría siempre llega.
La alegria de saber que la solidaridad de miles y miles de amigos en todo el mundo nos acompañará hasta el regreso. La alegría de ver a nuestro pueblo defender sus conquistas, de saber que nuestros pioneros han celebrado un Congreso exitoso, donde han ratificado su decisión de jamás fallarle a nuestra historia, a Fidel y a Raúl. La alegría con la que he terminado de pintar ayer la primera mariposa endémica de nuestra hermosa isla.
Cinco abrazos.
!Venceremos!
Tony
FCI Florence
9 de abril de 2011
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