lunes, 7 de marzo de 2011

Yoani Sánchez sale del closet, otra vez

Por Ernesto Pérez Castillo

Hillary Clinton, la perra que ladra y muerde a la vez, ha decidido ir a por todas en el caso de su protegida número uno del lado de acá: la blodeguera Yoani Sánchez. Por ello le entregará mañana de su propia mano el “Premio Internacional Mujeres de Coraje”, creado ni más ni menos que por la Secretaría de Estado.
Entre otras razones, según el comunicado oficial del Departamento de Estado, el trabajo de Yoani “se ha expandido más allá de los blogs, a la formación y asesoramiento a decenas de recién llegados a la blogosfera, a dar voz a los jóvenes cubanos y a establecer dirigentes de la sociedad civil”. Como se ve, ahí queda en blanco y negro que no la premian por su blog, sino por todo lo demás.
Le premian es, y lo dice la Clinton, por entrenar a otros mercenarios en el uso de las armas que la SINA les ha entregado y por el intento de legitimar desde su blog a las figuras de la supuesta disidencia –creada, financiada, entrenada y administrada por el gobierno de los Estados Unidos.
La verdad es que, querámoslo o no, el reconocimiento se lo tiene merecido. Eso de “Mujeres Coraje” –y Yoani que se las da de filóloga lo debe saber– lleva por inercia mental a relacionar de inmediato el tal premiecito con la pieza “Mutter Courage und ihre Kinder”, del dramaturgo alemán Eugen Berthold Friedrich Brechter Han Culen, más conocido él como Bertold Brecht y la pieza casi siempre en español titulada sencillamente “Madre coraje”.
Y es que si algo define bien a la Yoani es precisamente aquella Madre Coraje de Brecht, que en su mejor momento llega a decir: “¡Así es la guerra! ¡Una bonita fuente de ingresos!”
Esa ha sido la luz bajo la cual ha brillado Yoani Sánchez, siempre iluminada por claridad de estar nunca del lado de los buenos –que son los que ganan a la larga–, sino del lado de los que pagan, y que a ella han sabido pagarle sus servicios puntualmente y muy pero que muy bien.
Ahora, dicen, este nuevo premio no lleva billete, pero para que la consentida de Hillary no se ponga brava, le invitan a “un curso profesional de dos semanas en Estados Unidos” y, además, una ONG de San Francisco le donará mil dólares.
Doña Yoani Sánchez, tan noble ella, dice que entregará el dinero al proyecto “Los niños de Carmen y Rey” –otro proyecto creado y financiado por la SINA en La Habana, centrado en la manipulación del dolor de los niños cubanos enfermos de cáncer.
Si tanto le preocupa a Yoani el sufrimiento de esos infantes, ¿por qué entonces, en lugar de posar para las fotos como su benefactora, no le reclama a su madrina Hillary que excluya al menos a esos niños del bloqueo? Sobre todo cuando se sabe que los niños cubanos enfermos no pueden, por ejemplo, completar tratamientos de alta calidad en tumores malignos de la retina porque el criminal bloqueo le impide a Cuba la compra de las placas de yodo radiactivo, y esa misma política es la responsable de numerosas amputaciones de miembros, al prohibir la adquisición de endoprótesis para los niños diagnosticados con tumores malignos en sus huesos.
A fin de cuentas, de qué coraje habla Hillary en el caso de Yoani, como no sea del coraje necesario para fabular secuestros de quince minutos, y de presentar como evidencia videos que no se ven. Hay que ser muy pero que muy corajudo para inventarse una golpiza de la que afirma tener pruebas fotográficas, y luego cerrarle la puerta en las narices a la prensa (y estoy hablando de su propia prensa, la de las agencias extranjeras en La Habana) cuando la visitan para testimoniar las marcas en su propio cuerpo que nadie nunca de los jamases pudo ver.

Como también es mucho el coraje necesario para que la súper perseguida política Yoani Sánchez, a la vista de todos y a plena luz del sol, se gaste en cervezas bucanero el dinero de los contribuyentes norteamericanos, lo cual la convierte de hecho en el canal para que los dólares que le envía Hillary vayan directo y sin escalas a las arcas del gobierno cubano.
Hay una razón, una sola, para que la blodeguera sea merecedora de ese premio, y de cualquier otro que le quieran dar, y es una razón suficiente, pues Yoani Sánchez no será una Mujer de Coraje, pero es una farsante del carajo.

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