En la foto: Roberto Carmona, a la izquierda, no puede ejercer como médico en Hialeah, Florida.
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MIAMI (AP) Roberto Carmona escapó furtivamente de sus superiores disfrazado de vaquero sudafricano. Cuando trabajaba en Namibia, el médico se puso botas y un gran sombrero para poder ir a la embajada estadounidense, donde preguntó acerca de un programa de visas para médicos cubanos que, esperaba, le permitiría emigrar a Estados Unidos.
Casi un año después lo aceptaron en el programa, días antes del final de su misión en el extranjero. Carmona huyó a Tampa, Florida, pero eso resultó ser lo más fácil.
Carmona y otros médicos cubanos que desertaron de misiones en el exterior se han encontrado con una contradicción frustrante en la medicina estadounidense: se les permite entrar en el país porque son médicos, pero no se les permite ejercer porque Cuba se niega a enviar o certificar su desempeño académico.
Sin esos documentos, es casi imposible que las juntas médicas les tomen los exámenes de revalidación del título obligatorios para los médicos extranjeros.
"Para llegar a este país tuvimos que dedicar mucho tiempo a demostrar a los funcionarios de inmigración que somos médicos y mostrarles muchos documentos", dijo Carmona.
"¿Por qué no nos creen y ponen tantas dificultades para que ejerzamos nuestra profesión?" Cuba, que trata a los desertores como traidores, paga los estudios de sus médicos y los envía en misiones de buena voluntad a brindar atención médica gratuita en países pobres.
En el 2006, Estados Unidos creó un programa de visas dirigido específicamente a los cubanos que se encuentran en esas misiones.
Más de 1.500 médicos, odontólogos y otros profesionales han aprovechado el programa para huir a Estados Unidos, según el Departamento de Estado.
No está claro cuántos son los que enfrentan el mismo problema que Carmona. La Comisión Educativa para Graduados Médicos Extranjeros, un grupo privado sin fines de lucro que supervisa el proceso de acreditación, dijo que al menos 20 han pedido exenciones debido a la imposibilidad de obtener documentos. Esas cifras probablemente crecerán.
Emilio González, ex titular de Servicios de Ciudadanía e Inmigración y uno de los creadores del programa para médicos cubanos, dijo que se trata de un problema relativamente nuevo. Su sugerencia es que les permitan a los médicos realizar residencias o tomar cursos mientras aguardan la autorización para rendir los exámenes.
"Existe un problema de credenciales", dijo González. Pero añadió que "se puede tener iniciativa".
Una vez conseguidos los papeles, el sistema de acreditación estadounidense para médicos extranjeros es muy arduo. Deben aprobar tres largos exámenes en inglés que cuestan miles de dólares. Pero sin los documentos universitarios, no pueden demostrar que estudiaron medicina.
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