miércoles, 1 de diciembre de 2010

¿Quién es el Don nadie que se le ocurrió pedir la renuncia de la Dueña y Señora de Internet?


Por M. H. Lagarde

El vocero del presidente Obama, Robert Gibbs, calificó este miércoles de "ridículo" el llamado del fundador de WikiLeaks a la renuncia de la secretaria de Estado Hillary Clinton.
La defensa de Gibbs de la Secretaria de Estado ocurrió luego que el editor del sitio digital Wikileaks asegurase, en una entrevista publicada en la revista Time,
que Clinton: "debería renunciar, si puede ser demostrado que estaba detrás de la orden dada a los responsables de la diplomacia estadounidense de espiar en el seno de Naciones Unidas, en violación de las convenciones internacionales que firmó Estados Unidos".
Para el portavoz del presidente Barack Obama, según la cadena CNN las declaraciones de Julian Assange: "son ridículas y absurdas. El presidente tiene plena confianza y admira el trabajo que ha hecho la secretaria Clinton para promover nuestros intereses en el mundo y hacer que nuestro país (...) sea más seguro".
"No sé porqué la opinión de un tipo que tiene un sitio de internet debería interesarnos", agregó el portavoz. "Nuestra política exterior y los intereses de este país son mucho más importantes que ese solo sitio de internet".
Hillary Clinton que se sepa, no edita ningún sitio en la red, aunque es público que sus “muchachos” del Departamento de Estado incentivan, en una decena de países opuestos a las políticas de EEUU, el uso de la redes sociales con fines subversivos.
La Secretaria de Estado se arroga además el derecho de trazar la política mundial sobre la libertad en la red como hizo en el discurso que pronunciara el pasado 21 de enero donde dijo:
“Algunos países han erigido barreras electrónicas que evitan que su pueblo tenga acceso a secciones de las redes del mundo. Han eliminado palabras, nombres y frases de los resultados ofrecidos por los motores de búsqueda. Han violado la privacidad de los ciudadanos que participan en diálogos políticos no violentos. Estas actuaciones contravienen la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que nos dice que todos los pueblos tienen el derecho a buscar, recibir y diseminar información e ideas por cualquier medio sin tener en cuenta las fronteras”.
Demás está decir que cuando la Dueña y Señora de la red pronunció esas palabras estaba pensando en cualquiera menos en ese don nadie que edita Wikileaks y que se hace llamar Julian Assange.

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