Por Omar Pérez Salomón
Desde hace 52 años, Washington ha estado ejecutando una guerra sucia contra Cuba. Varios han sido los medios utilizados; pero un elemento destacado de esa agresión ha sido el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), para deformar y manipular la realidad cubana ante la opinión pública internacional, y desperdigar información falseada dentro de la isla, componentes -junto a los ataques informáticos a las redes con infraestructura crítica- de la llamada guerra cibernética. Ya en 1823, siendo Cuba colonia de España, el entonces secretario de Estado norteamericano, John Quincy Adams – presidente de 1825 a 1829 – utiliza definiciones de la ciencia para enunciar la teoría de la manzana desprendida: “Hay leyes que rigen la política como las hay de gravitación universal, y si una manzana desprendida del árbol por un vendaval tiene forzosamente que caer al suelo, Cuba separada de España e incapaz de subsistir por sí sola solo puede dirigirse hacia la Unión Norteamericana, que por la misma ley natural no puede expulsarla de su seno.”
Como dijera el poeta “no ha sido fácil” subsistir en condiciones tan desiguales, a la pretensión de apoderarse de Cuba en cada etapa histórica, incluyendo la actual. A partir de 1985 se arreció la agresión radioelectrónica contra Cuba, con el inicio de las transmisiones de la mal llamada Radio Martí y 5 años después, la TV Martí. Baste señalar que en estos años el gobierno de Estados Unidos ha gastado más de 600 millones de dólares de sus contribuyentes, con el objetivo de que las señales de radio y televisión penetren en territorio cubano. Las autoridades de la Isla han utilizado para interferir con efectividad las señales, menos de un 1% de lo empleado por el vecino país del norte.
El uso de la red de redes para agredir y calumniar a la Revolución Cubana no tiene términos. Este año 2010, la USAID maneja un presupuesto de más de 20 millones de dólares para financiar grupos contrarrevolucionarios dentro y fuera de Cuba y en este panorama CubaNet, uno de los primeros sitios web creados para sembrar propaganda anticubana en Internet, ha recibido en los últimos años más de 2 millones de dólares.
La investigadora y escritora Eva Golinger, ha revelado que documentos desclasificados bajo la Ley de Acceso a la Información (FOIA, por sus siglas en inglés), incluyen contratos originales entre la USAID y la organización CubaNet y demuestran un patrón de financiamiento que aumenta y se intensifica cada año en su esfuerzo de promover información distorsionada sobre Cuba – todo con la intención de provocar una “transición a la democracia”, o un “cambio de régimen”, en la isla caribeña.
El cibercomando, perteneciente al ejército de Estados Unidos, organizado para desarrollar la guerra cibernética, cuenta con 90 mil efectivos, 7 millones de ordenadores y unas 15 mil redes informáticas conectadas en varios países, que pueden utilizarse para lanzar ataques a las redes de los países del llamado “eje del mal”. No olvidar que el 9 de septiembre del 2001, dos días antes de los atentados a las torres gemelas en New York, Cuba fue acusada de planear ataques cibernéticos contra Estados Unidos.
En contraste, Cuba posee, según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas, unas 700 mil computadoras, de ellas 455 mil conectadas en red, puestas a disposición del desarrollo económico y social del país y no de la guerra. Si alguna ventaja poseen los cubanos, es que superan a los norteamericanos en habilidades en el uso de las TIC, según un informe de la Unión Internacional de Telecomunicaciones.
De cualquier manera, la manzana que Quincy Adams utilizó para explicar la ley de la gravitación política, nunca cayó en la Unión Norteamericana, y Cuba ha conducido esta batalla siguiendo el apotegma de su héroe nacional José Martí: “A pensamiento es la guerra mayor que se nos hace, ganémosla a pensamiento”.
Tomado de La pupila insomne
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