Por Ernesto Pérez Castillo
El alcalde de Roma, Gianni Alemanno, acaba de tener una idea genial: aplicar un impuesto especial a las manifestaciones de protesta que pretendan desfilar por las calles de la ciudad.
Alemanno justifica su iniciativa con el pretexto de que, según él: "para una manifestación de 10 mil personas, el costo es de siete mil euros para las horas extras de la Policía Municipal".
Esa idea devela con claridad la intención de que solo se admitirán protestas de aquellos que se las puedan costear. Así las cosas, protestar también será un lujo de unos pocos que, además, deberán pagar por los palos que en la calle la policía les dará.
El alcalde de Roma, Gianni Alemanno, acaba de tener una idea genial: aplicar un impuesto especial a las manifestaciones de protesta que pretendan desfilar por las calles de la ciudad.
Alemanno justifica su iniciativa con el pretexto de que, según él: "para una manifestación de 10 mil personas, el costo es de siete mil euros para las horas extras de la Policía Municipal".
Esa idea devela con claridad la intención de que solo se admitirán protestas de aquellos que se las puedan costear. Así las cosas, protestar también será un lujo de unos pocos que, además, deberán pagar por los palos que en la calle la policía les dará.
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