› Los otros compinches embarcados de Abarca
Por José Luis Méndez Méndez
El 1ro de julio de 2010 fue detenido en Caracas, Venezuela, el terrorista salvadoreño Francisco Chávez Abarca, pupilo del criminal internacional Luis Posada Carriles. Este mercenario con una identidad falsa intentó entrar a ese país con el propósito de preparar acciones violentas para ser ejecutadas durante las próximas elecciones de septiembre, que se efectuarán allí.
La preocupación y el silencio cómplice de terroristas anticubanos y políticos norteamericanos de origen cubano, siguieron de cerca el desarrollo de este hecho. Chávez Abarca fue extraditado a Cuba para ser juzgado por crímenes impunes cometidos por él en 1997, cuando personalmente colocó bombas, que hicieron explosión en un hotel de la capital cubana, causando daños y el terror en decenas de personas.
Reclutó por órdenes de Posada Carriles a salvadoreños y guatemaltecos, quienes como mercenarios colocaron bombas en la Isla, que ocasionaron la muerte de un joven italiano, heridas a otras personas y otros daños materiales.
Por más de cinco años Posada Carriles ha sido procesado en Estados Unidos, no por la obra de toda su vida como terrorista, sino por delitos menores migratorios, la probable audiencia para fijar la fecha del juicio no será hasta enero de 2011. Vive con total libertad, impune, tolerado y sigue fraguando actos terroristas.
Hilos no tan invisibles de políticos norteamericanos corruptos de origen cubano, igual que lo lograron en el pasado cuando lo protegieron y utilizaron tras su fuga de una cárcel venezolana, han presionado para la dilación de la condena, que de producirse será benigna.
Ahora están preocupados, Chávez Abarca conoce y ha hecho muchos servicios para Posada Carriles y este ha recibido el soporte de sus jefes en la CIA y de organizaciones terroristas anticubanas como la Fundación Nacional Cubana Americana, del Comité para la Libertad de Cuba y éstas han financiado campañas políticas y electorales de algunos congresistas de origen cubano.
Este hilo conductor y la ruta del dinero nos llevan, entre otros, a los congresistas de New Jersey Robert “Bob” Menéndez y Albio Sires. El primero es un auspiciador veterano de los terroristas anticubanos, desde que era Representante por el Distrito 13 y tenía a su lado como “asesor” para la comunidad al terrorista Alfredo Chumaceiro Anillo, quien el 24 de julio de 1976 como parte de un comando terrorista del llamado Movimiento Nacionalista Cubano, intentó volar el teatro Lincoln Center donde actuaba un grupo de artistas residentes en Cuba.
Otro terrorista cercano a Menéndez, es José Manuel Álvarez, alias El Oso, quien fungía como Director de la Oficina del Distrito, cargo ejecutivo muy cercano al entonces Representante. En abril 2006, Menéndez se apareció en Ginebra para atacar a Cuba ante la Comisión de los Derechos Humanos y la acompañaba su inseparable ayudante personal José Manuel Álvarez, cuya pertenencia a la organización terrorista Abdala - de la cual era fundador - era conocida como gestor en la preparación y la ejecución del asesinato del diplomático cubano Félix García, baleado en el barrio de Queens, New York por el sicario de Omega 7, Pedro Remón Rodríguez, acto terrorista aún impune.
Ahora, uno de los más activos consultantes de Menéndez, el abogado Guillermo Hernández, actúa como un asesor independiente de Posada Carriles, para todos los casos que penden sobre el terrorista y sobre todo para evitar que la solicitud de su extradición solicitada por el gobierno de Venezuela, prospere.
El respaldo de Menéndez a los criminales anticubanos radicados en New Jersey, ha sido irrestricto, en el 2000, se le solicitó su gestión para lograr el indulto del delincuente común y terrorista criminal, Eduardo Arocena, jefe de la letal banda terrorista Omega 7.
Motivaciones políticas a favor de los actos de terror se han mezclado con personales en el caso de Menendez. Después de un escandaloso affaire amoroso, que terminó en divorcio, se convirtió en yerno del Director de la llamada Fundación Nacional Cubano Americana, Arnaldo Monzón Plasencia, ya fallecido, y financiero de los actos terroristas ejecutados en Cuba en 1997 y del intento magnicida frustrado ese año, cuando un comando terrorista fue detenido en Puerto Rico a bordo de una embarcación de la Fundación, en los momentos en que se dirigía a Isla Margarita, Venezuela para realizar actos violentos durante la VII Cumbre de Presidentes de Iberoamérica.
Uno de los terroristas de ese comando fue Ángel Manuel Alfonso Alemán alias La Cota, uno de los miembros actuales del equipo cercano al congresista Albio Sires. Su cargo es la típica “botella”, que conocimos los cubanos en la Cuba pre revolucionaria y que se clonó después en la llamada república de Miami, es en esencia cobrar sin hacer nada.
Monzón Plasencia era un ferviente admirador de Menéndez y contribuyente asiduo de sus campañas electorales, primero como Representante y después como Senador. Lo apoyó en sus aspiraciones para Alcalde de la populosa Union City, centro de la contrarrevolución cubana en el estado de New Jersey.
La política oficial de más de diez administraciones norteamericanas ha sido la impunidad hacia los grupos y elementos violentos de la contrarrevolución cubana. En esa historia se insertan políticos como Menéndez, que han hecho causa común con esos criminales, los ha mimado, utilizado en la solución de “problemas domésticos”, en el tráfico de influencias, en la eliminación de opositores hostiles y en otras prácticas mafiosas. Por más de 30 años ha recibido fondos de dudosa procedencia por medio de donaciones, que han sido “blanqueados” e ingresado a sus arcas políticas y electorales sin el menor pudor.
A este séquito de alabarderos se suma Abel Hernández, prominente donante y colector de fondos para Menéndez. Hernández, financió también los planes terroristas ejecutados en Cuba, fue convocado a declarar por ello ante un Gran Jurado en Newark, New Jersey, pero los buenos oficios de su amigo “Bob”, limpiaron sus registros.
Lo que declare Chávez Abarca en el legítimo y justo juicio que se le efectuará, tal vez no modifique la historia de impunidad que han disfrutado los terroristas anticubanos en Estados Unidos, ni cesará el respaldo, que les han proporcionado a los mismos políticos como “Bob” Menéndez y Albio Sires, no son los únicos, pero seguro ratificará la permanente denuncia de las autoridades cubanas contra tales hechos, servirá para poner a la luz, una vez más, la tolerancia de esas prácticas violentas y el nexo criminal con los mismos.
Hay sobradas razones para que políticos corruptos y los terroristas en Estados Unidos estén preocupados.
Tomado de Cubadebate
Por José Luis Méndez Méndez
El 1ro de julio de 2010 fue detenido en Caracas, Venezuela, el terrorista salvadoreño Francisco Chávez Abarca, pupilo del criminal internacional Luis Posada Carriles. Este mercenario con una identidad falsa intentó entrar a ese país con el propósito de preparar acciones violentas para ser ejecutadas durante las próximas elecciones de septiembre, que se efectuarán allí.
La preocupación y el silencio cómplice de terroristas anticubanos y políticos norteamericanos de origen cubano, siguieron de cerca el desarrollo de este hecho. Chávez Abarca fue extraditado a Cuba para ser juzgado por crímenes impunes cometidos por él en 1997, cuando personalmente colocó bombas, que hicieron explosión en un hotel de la capital cubana, causando daños y el terror en decenas de personas.
Reclutó por órdenes de Posada Carriles a salvadoreños y guatemaltecos, quienes como mercenarios colocaron bombas en la Isla, que ocasionaron la muerte de un joven italiano, heridas a otras personas y otros daños materiales.
Por más de cinco años Posada Carriles ha sido procesado en Estados Unidos, no por la obra de toda su vida como terrorista, sino por delitos menores migratorios, la probable audiencia para fijar la fecha del juicio no será hasta enero de 2011. Vive con total libertad, impune, tolerado y sigue fraguando actos terroristas.
Hilos no tan invisibles de políticos norteamericanos corruptos de origen cubano, igual que lo lograron en el pasado cuando lo protegieron y utilizaron tras su fuga de una cárcel venezolana, han presionado para la dilación de la condena, que de producirse será benigna.
Ahora están preocupados, Chávez Abarca conoce y ha hecho muchos servicios para Posada Carriles y este ha recibido el soporte de sus jefes en la CIA y de organizaciones terroristas anticubanas como la Fundación Nacional Cubana Americana, del Comité para la Libertad de Cuba y éstas han financiado campañas políticas y electorales de algunos congresistas de origen cubano.
Este hilo conductor y la ruta del dinero nos llevan, entre otros, a los congresistas de New Jersey Robert “Bob” Menéndez y Albio Sires. El primero es un auspiciador veterano de los terroristas anticubanos, desde que era Representante por el Distrito 13 y tenía a su lado como “asesor” para la comunidad al terrorista Alfredo Chumaceiro Anillo, quien el 24 de julio de 1976 como parte de un comando terrorista del llamado Movimiento Nacionalista Cubano, intentó volar el teatro Lincoln Center donde actuaba un grupo de artistas residentes en Cuba.
Otro terrorista cercano a Menéndez, es José Manuel Álvarez, alias El Oso, quien fungía como Director de la Oficina del Distrito, cargo ejecutivo muy cercano al entonces Representante. En abril 2006, Menéndez se apareció en Ginebra para atacar a Cuba ante la Comisión de los Derechos Humanos y la acompañaba su inseparable ayudante personal José Manuel Álvarez, cuya pertenencia a la organización terrorista Abdala - de la cual era fundador - era conocida como gestor en la preparación y la ejecución del asesinato del diplomático cubano Félix García, baleado en el barrio de Queens, New York por el sicario de Omega 7, Pedro Remón Rodríguez, acto terrorista aún impune.
Ahora, uno de los más activos consultantes de Menéndez, el abogado Guillermo Hernández, actúa como un asesor independiente de Posada Carriles, para todos los casos que penden sobre el terrorista y sobre todo para evitar que la solicitud de su extradición solicitada por el gobierno de Venezuela, prospere.
El respaldo de Menéndez a los criminales anticubanos radicados en New Jersey, ha sido irrestricto, en el 2000, se le solicitó su gestión para lograr el indulto del delincuente común y terrorista criminal, Eduardo Arocena, jefe de la letal banda terrorista Omega 7.
Motivaciones políticas a favor de los actos de terror se han mezclado con personales en el caso de Menendez. Después de un escandaloso affaire amoroso, que terminó en divorcio, se convirtió en yerno del Director de la llamada Fundación Nacional Cubano Americana, Arnaldo Monzón Plasencia, ya fallecido, y financiero de los actos terroristas ejecutados en Cuba en 1997 y del intento magnicida frustrado ese año, cuando un comando terrorista fue detenido en Puerto Rico a bordo de una embarcación de la Fundación, en los momentos en que se dirigía a Isla Margarita, Venezuela para realizar actos violentos durante la VII Cumbre de Presidentes de Iberoamérica.
Uno de los terroristas de ese comando fue Ángel Manuel Alfonso Alemán alias La Cota, uno de los miembros actuales del equipo cercano al congresista Albio Sires. Su cargo es la típica “botella”, que conocimos los cubanos en la Cuba pre revolucionaria y que se clonó después en la llamada república de Miami, es en esencia cobrar sin hacer nada.
Monzón Plasencia era un ferviente admirador de Menéndez y contribuyente asiduo de sus campañas electorales, primero como Representante y después como Senador. Lo apoyó en sus aspiraciones para Alcalde de la populosa Union City, centro de la contrarrevolución cubana en el estado de New Jersey.
La política oficial de más de diez administraciones norteamericanas ha sido la impunidad hacia los grupos y elementos violentos de la contrarrevolución cubana. En esa historia se insertan políticos como Menéndez, que han hecho causa común con esos criminales, los ha mimado, utilizado en la solución de “problemas domésticos”, en el tráfico de influencias, en la eliminación de opositores hostiles y en otras prácticas mafiosas. Por más de 30 años ha recibido fondos de dudosa procedencia por medio de donaciones, que han sido “blanqueados” e ingresado a sus arcas políticas y electorales sin el menor pudor.
A este séquito de alabarderos se suma Abel Hernández, prominente donante y colector de fondos para Menéndez. Hernández, financió también los planes terroristas ejecutados en Cuba, fue convocado a declarar por ello ante un Gran Jurado en Newark, New Jersey, pero los buenos oficios de su amigo “Bob”, limpiaron sus registros.
Lo que declare Chávez Abarca en el legítimo y justo juicio que se le efectuará, tal vez no modifique la historia de impunidad que han disfrutado los terroristas anticubanos en Estados Unidos, ni cesará el respaldo, que les han proporcionado a los mismos políticos como “Bob” Menéndez y Albio Sires, no son los únicos, pero seguro ratificará la permanente denuncia de las autoridades cubanas contra tales hechos, servirá para poner a la luz, una vez más, la tolerancia de esas prácticas violentas y el nexo criminal con los mismos.
Hay sobradas razones para que políticos corruptos y los terroristas en Estados Unidos estén preocupados.
Tomado de Cubadebate
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