› Cuba no acepta presiones ni chantajes
Por Roberto Pérez Betancourt
La historia de agresiones de los gobiernos estadounidenses contra Cuba ha sido imaginativa, y aún es fuente por descubrir por guionistas de Hollywood necesitados del conocido “gancho basado en hechos reales". Sin embargo, la actualidad evidencia que a los mafiosos se les puede estar agotando el combustible de ideas novedosas.
Solo en medio siglo, a partir del triunfo de la Revolución cubana el primero de enero de 1959, las agresiones registradas con puntualidad dan fe de cinco mil 577 víctimas, entre muertos y discapacitados por actos terroristas y otras modalidades de agresión ejecutadas con protagonismo de asalariados de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Esos crímenes describen bombardeos dentro y fuera de Cuba, ametrallamientos, secuestros, atentados a dirigentes, invasiones, incendios de cañaverales, granjas, industrias y comercios. Ahora, asistimos a nueva etapa de agresiones.
Las recientes palabras del canciller de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU lo pone de manifiesto:
“Se pretende presentar a mercenarios como patriotas, a agentes pagados de los Estados Unidos en territorio cubano como disidentes, a delincuentes apátridas como prisioneros de conciencia", ilustró el jefe de la diplomacia cubana.
La intención es obvia; resucitar viejos infundios sobre supuestas violaciones de derechos humanos y orquestarlos en medios difusivos para alimentar la retórica de quienes, en la Unión Europea y en el propio Poder Legislativo estadounidense, sirven al fundamentalismo de derecha que teme al acercamiento civilizado con Cuba.
Cuando periódicos, revistas, radio, televisión, Internet, se utilizan para manipular, mentir, tergiversar, inducir conductas impropias, desestabilizar, comprar conciencias, embrutecer, enajenar o simplemente silenciar verdades con el propósito de dañar a otros, devienen instrumentos de terror.
Quisieron aprovechar el fallecimiento en La Habana de un preso común, tras 80 días de ayuno voluntario. Manipularon el suceso y orquestaron mentiras fabricadas con intención de dañar el prestigio de la Revolución.
Son los propios medios que no difunden la situación caótica en cárceles de Estados Unidos, silencian las torturas, y no publican las verdades de la prevaricación de la justicia norteamericana contra Cinco cubanos antiterroristas, a quienes mantienen injustamente en prisión desde hace más de 11 años.
Es obvia manipulación del terrorismo, que sirvió a Estados Unidos y sus aliados europeos para lanzar las guerras de dominación y conquista de recursos energéticos en Iraq y Afganistán con saldo de dos millones de vidas humanas.
Sirvió también para justificar las desapariciones forzadas, las torturas, las cárceles secretas y centros de detención donde no se reconoce la condición de seres humanos.
La Televisión Cubana derrumbó la ensarta manipuladora del caso Zapata ante ojos y oídos del que quiera ver y escuchar, en Cuba y en todo el mundo, al mostrar videos, entrevistas e informaciones verídicas al alcance de la voluntad de los medios de difusión extranjeros acreditados en La Habana y de sus editores.
En verdad a los cerebros mafiosos del terrorismo de Estado norteamericano se les puede estar agotando el combustible de ideas.
El referido reportaje televisivo alerta a otros simuladores que siguen pegados a la ubre que los sustenta desde la oficina de intereses de EE.UU. en Cuba, olvidando el viejo adagio: Más rápido se atrapa a un mentiroso que a un cojo.
La historia de agresiones de los gobiernos estadounidenses contra Cuba ha sido imaginativa, y aún es fuente por descubrir por guionistas de Hollywood necesitados del conocido “gancho basado en hechos reales". Sin embargo, la actualidad evidencia que a los mafiosos se les puede estar agotando el combustible de ideas novedosas.
Solo en medio siglo, a partir del triunfo de la Revolución cubana el primero de enero de 1959, las agresiones registradas con puntualidad dan fe de cinco mil 577 víctimas, entre muertos y discapacitados por actos terroristas y otras modalidades de agresión ejecutadas con protagonismo de asalariados de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Esos crímenes describen bombardeos dentro y fuera de Cuba, ametrallamientos, secuestros, atentados a dirigentes, invasiones, incendios de cañaverales, granjas, industrias y comercios. Ahora, asistimos a nueva etapa de agresiones.
Las recientes palabras del canciller de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU lo pone de manifiesto:
“Se pretende presentar a mercenarios como patriotas, a agentes pagados de los Estados Unidos en territorio cubano como disidentes, a delincuentes apátridas como prisioneros de conciencia", ilustró el jefe de la diplomacia cubana.
La intención es obvia; resucitar viejos infundios sobre supuestas violaciones de derechos humanos y orquestarlos en medios difusivos para alimentar la retórica de quienes, en la Unión Europea y en el propio Poder Legislativo estadounidense, sirven al fundamentalismo de derecha que teme al acercamiento civilizado con Cuba.
Cuando periódicos, revistas, radio, televisión, Internet, se utilizan para manipular, mentir, tergiversar, inducir conductas impropias, desestabilizar, comprar conciencias, embrutecer, enajenar o simplemente silenciar verdades con el propósito de dañar a otros, devienen instrumentos de terror.
Quisieron aprovechar el fallecimiento en La Habana de un preso común, tras 80 días de ayuno voluntario. Manipularon el suceso y orquestaron mentiras fabricadas con intención de dañar el prestigio de la Revolución.
Son los propios medios que no difunden la situación caótica en cárceles de Estados Unidos, silencian las torturas, y no publican las verdades de la prevaricación de la justicia norteamericana contra Cinco cubanos antiterroristas, a quienes mantienen injustamente en prisión desde hace más de 11 años.
Es obvia manipulación del terrorismo, que sirvió a Estados Unidos y sus aliados europeos para lanzar las guerras de dominación y conquista de recursos energéticos en Iraq y Afganistán con saldo de dos millones de vidas humanas.
Sirvió también para justificar las desapariciones forzadas, las torturas, las cárceles secretas y centros de detención donde no se reconoce la condición de seres humanos.
La Televisión Cubana derrumbó la ensarta manipuladora del caso Zapata ante ojos y oídos del que quiera ver y escuchar, en Cuba y en todo el mundo, al mostrar videos, entrevistas e informaciones verídicas al alcance de la voluntad de los medios de difusión extranjeros acreditados en La Habana y de sus editores.
En verdad a los cerebros mafiosos del terrorismo de Estado norteamericano se les puede estar agotando el combustible de ideas.
El referido reportaje televisivo alerta a otros simuladores que siguen pegados a la ubre que los sustenta desde la oficina de intereses de EE.UU. en Cuba, olvidando el viejo adagio: Más rápido se atrapa a un mentiroso que a un cojo.
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