Los reprimidos, según esta versión, son aquellos que han convertido la posibilidad de comunicarse, intercambiar experiencias y conocimientos, a través de medios como internet, en una próspera fuente de ingresos y notoriedad personal, sobre la base de aportar voz, imagen e historias desde adentro a sempiternos enemigos del régimen social cubano.
No importa la veracidad o no de los reportes, ni siquiera si corresponden mejor o peor con realidades complejas presentes en la sociedad cubana, si los "cuentos" sirven para colgar cínicos y vulgares comentarios sobre la isla.
Para los "caballeros" de la SIP que combaten en sus países cualquier tendencia antimperialista y repiten en sus periódicos calificativos de terroristas, narcotraficantes, etcétera, a prestigiosos luchadores sociales y a líderes políticos emergentes en el continente, al parecer tolerancia sería permitirse renunciar al derecho de cada nación a defender su territorio, tanto en lo militar como en el terreno ideológico. No actúan las fuerzas del orden interior, ni las organizaciones de masas de nuestra sociedad civil, ni los periodistas acreditados y organizados en la isla, contra la crítica y la discrepancia de criterios, lo cual sería contraproducente con el ambiente de opinión y debate de criterios alentado por las autoridades políticas de la nación.
Se acciona de un modo iracundo y comprensible ante el mercenarismo, que rehúye y desacredita el debate institucional e incita desfachatadamente al desorden y la indisciplina, con marcados propósitos antipatrióticos para justificar la prolongación de injustas sanciones al país bloqueado e interrumpir la consolidación de vínculos con otras naciones. Algunos no excluyen, incluso, justificar la presencia militar invasora extranjera para derrocar el sistema político y económico aprobado por decisión mayoritaria de nuestra población. › Leer Más
No hay comentarios:
Publicar un comentario