Recientemente estuve en Miami en visita privada, me divirtió la desaforada atención mediática que recibí, cada día un nuevo invento, una nueva patraña, una nueva amenaza radial, una nueva artimaña periodística y gocé a mandíbula batiente (si mides el tamaño de mi quijada sabrás de la intensidad de mis carcajadas) las cosas absurdas que se decían de mí. Claro, Miami, ni La Habana, pueden presumir de un pensamiento monolítico u homogéneo y allí, en el centro del alboroto, comprendí de una vez que Miami es una ciudad plural donde el amor patrio, el cariño a los que decidimos permanecer, el respeto a las ideas propias por muy encontradas que pudieran parecer, son un destino que bien merece ser conocido. Por un grupito de seres renegados, ignorantes y vengativos que encuentran cobijo en los mediosde comunicación no se puede enjuiciar a una sociedad en pleno, sean cuales sean las ideas que la animen. Fui y comprendí y aquilaté muchas cosas, volveré en otro momento porque allí también recibí amor y el amor será lo que nos salvará de la desidia, la maledicencia y el espanto.› Leer Más
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