Kendry Melenilla abandonó su trabajo como dependiente gastronómico en el hotel La Cubana, del municipio especial. El primero de septiembre tomó una lancha rápida rumbo a tierras aztecas.
Creyó que un amigo suyo lo ayudaría con la suma exigida. "Cuando los captores lo contactaron dijo que en la situación actual nadie tiene ese dinero. Cambió hasta el número de teléfono y nunca más dieron con él.
Era un amigo y pensé, como cualquiera supone: ‘tú y yo andábamos juntos desde pequeños’, ‘cuando llegue allá mi amigo me va a ayudar’. En Cuba me decía: ‘olvídate de eso, que tú eres mi amigo’", narra Melenilla."
A algunos la familia les puso 2 000 dólares. Otros prometieron vender el carro, o chocarlo para cobrar el seguro y enviar el dinero a los secuestradores. Es duro escucharle a alguien decir ‘yo soy hermano de uno que está allá’ y que aquel responda ‘mátalo, yo no tengo el dinero..., yo no lo mandé que viniera’.
"Solo uno pagó los 10 000 dólares, y otro escapó no sé ni cómo cuando tocamos tierra. A nosotros nos dieron plan de machete. En la lancha todo parecía ser felicidad, pero al llegar no fue lo mismo. Cuando vieron que la gestión no daba resultado nos llevaron para la segunda casa, y allí nos torturaron los mismos cubanos que nos llevaron en la lancha.
"Si tus familiares no tienen el dinero, te dan planazos para que lo escuchen por teléfono y sepan que es verdad. A mí me pusieron un revólver en la boca. Me cortaron la punta de las orejas. Me dieron planazos por la espalda, piñazos. Uno me dio tantos golpes que le dolían los nudillos y le dijo al otro que siguiera él.› Leer Más
Creyó que un amigo suyo lo ayudaría con la suma exigida. "Cuando los captores lo contactaron dijo que en la situación actual nadie tiene ese dinero. Cambió hasta el número de teléfono y nunca más dieron con él.
Era un amigo y pensé, como cualquiera supone: ‘tú y yo andábamos juntos desde pequeños’, ‘cuando llegue allá mi amigo me va a ayudar’. En Cuba me decía: ‘olvídate de eso, que tú eres mi amigo’", narra Melenilla."
A algunos la familia les puso 2 000 dólares. Otros prometieron vender el carro, o chocarlo para cobrar el seguro y enviar el dinero a los secuestradores. Es duro escucharle a alguien decir ‘yo soy hermano de uno que está allá’ y que aquel responda ‘mátalo, yo no tengo el dinero..., yo no lo mandé que viniera’.
"Solo uno pagó los 10 000 dólares, y otro escapó no sé ni cómo cuando tocamos tierra. A nosotros nos dieron plan de machete. En la lancha todo parecía ser felicidad, pero al llegar no fue lo mismo. Cuando vieron que la gestión no daba resultado nos llevaron para la segunda casa, y allí nos torturaron los mismos cubanos que nos llevaron en la lancha.
"Si tus familiares no tienen el dinero, te dan planazos para que lo escuchen por teléfono y sepan que es verdad. A mí me pusieron un revólver en la boca. Me cortaron la punta de las orejas. Me dieron planazos por la espalda, piñazos. Uno me dio tantos golpes que le dolían los nudillos y le dijo al otro que siguiera él.› Leer Más
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