El querido Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque ha muerto. En estas horas, Cuba le rinde homenaje por su actitud como asaltante del Moncada, expedicionario del Granma, miembro del Ejército Rebelde, Comandante y Jefe del Tercer Frente, Vicepresidente del Consejo de Estado; y se le recuerda como el hombre que recibió, entre numerosos reconocimientos de manos de su pueblo, la Orden “Máximo Gómez” de Primer Grado y la estrella de Héroe de la República de Cuba.
Sin embargo, Juan Almeida no fue solo un combatiente guerrillero, fue además un hombre de la cultura. Autor de una docena de libros, obtuvo el premio Casa de las Américas 1985 por Contra el agua y el viento, testimonio basado en los hechos acontecidos por el paso del ciclón Flora, en octubre de 1963, por la Isla. Una obra conmovedora que narra magistralmente el trayecto desde La Habana de una cuadrilla de helicópteros al frente de la cual viajaba, siendo entonces Jefe de la fuerza Aérea cubana. El panorama desolador que el paso del ciclón había dejado se imbrica con sus recuerdos sobre otros momentos duros para Cuba como los sabotajes contrarrevolucionarios, la invasión de Bahía de Cochinos y la Crisis de Octubre.
Ese mismo año se publicó La única ciudadana, donde el Comandante de la Revolución evocaba los días de la Sierra Maestra, la formación del guerrillero, las primeras escaramuzas, los contactos con el campesinado, el paisaje, la flora y, como protagonista la única ciudadana que enseña a curar con su medicina verde y reclama el amor a la tierra.
La trilogía Presidio, Exilio y Desembarco, publicada sucesivamente en 1986, 1987 y 1988, develaba anécdotas de los primeros tiempos de la Revolución y resaltaba la figura de Fidel en su dimensión humana y política. Sierra Maestra, salido a la luz en 1989 y Por las faldas del Turquino, vuelven sobre la importancia decisiva de aquella etapa para toda la historia posterior en Cuba. Con la edición de El general en Jefe Máximo Gómez, Almeida revela la admiración que le despertaba esta figura de nuestra historia patria. La revista Bohemia publicó además en diversas ocasiones más 50 poemas suyos.
Además de estos textos Almeida fue el autor de más de 300 canciones entre las que se destacan particularmente “La Lupe”, “Este camino largo”, “Mejor concluir”, “Vuelve pronto” y “Mejor diciembre”. Entre sus discos pueden citarse Elegía, donde están contemplados números musicales consagrados a la Patria y sus mártires, José Martí, Antonio Maceo e Ignacio Agramante; Evocación, dedicado a las Fuerzas Armadas Revolucionarias y Victoria de la Patria. Sus temas “Dame un traguito” y “Déjala que baile sola”, entre otros, lo acreditan como un importante compositor de música popular cubana.
En la introducción de una de sus obras el poeta y Premio Nacional de Literatura Roberto Fernández Retamar expresaba: “Feliz revolución la que tiene héroes con música en el alma y palabras para conservar los combates, los esfuerzos y los sueños”. Hoy, con estas mismas palabras, se le rinde homenaje póstumo a este patriota cubano que sentenció, en medio del combate, una certeza eterna que aún retumba en todos los rincones de su Cuba: “Aquí no se rinde nadie, c...”.
Tomado de La Jiribilla
Sin embargo, Juan Almeida no fue solo un combatiente guerrillero, fue además un hombre de la cultura. Autor de una docena de libros, obtuvo el premio Casa de las Américas 1985 por Contra el agua y el viento, testimonio basado en los hechos acontecidos por el paso del ciclón Flora, en octubre de 1963, por la Isla. Una obra conmovedora que narra magistralmente el trayecto desde La Habana de una cuadrilla de helicópteros al frente de la cual viajaba, siendo entonces Jefe de la fuerza Aérea cubana. El panorama desolador que el paso del ciclón había dejado se imbrica con sus recuerdos sobre otros momentos duros para Cuba como los sabotajes contrarrevolucionarios, la invasión de Bahía de Cochinos y la Crisis de Octubre.
Ese mismo año se publicó La única ciudadana, donde el Comandante de la Revolución evocaba los días de la Sierra Maestra, la formación del guerrillero, las primeras escaramuzas, los contactos con el campesinado, el paisaje, la flora y, como protagonista la única ciudadana que enseña a curar con su medicina verde y reclama el amor a la tierra.
La trilogía Presidio, Exilio y Desembarco, publicada sucesivamente en 1986, 1987 y 1988, develaba anécdotas de los primeros tiempos de la Revolución y resaltaba la figura de Fidel en su dimensión humana y política. Sierra Maestra, salido a la luz en 1989 y Por las faldas del Turquino, vuelven sobre la importancia decisiva de aquella etapa para toda la historia posterior en Cuba. Con la edición de El general en Jefe Máximo Gómez, Almeida revela la admiración que le despertaba esta figura de nuestra historia patria. La revista Bohemia publicó además en diversas ocasiones más 50 poemas suyos.
Además de estos textos Almeida fue el autor de más de 300 canciones entre las que se destacan particularmente “La Lupe”, “Este camino largo”, “Mejor concluir”, “Vuelve pronto” y “Mejor diciembre”. Entre sus discos pueden citarse Elegía, donde están contemplados números musicales consagrados a la Patria y sus mártires, José Martí, Antonio Maceo e Ignacio Agramante; Evocación, dedicado a las Fuerzas Armadas Revolucionarias y Victoria de la Patria. Sus temas “Dame un traguito” y “Déjala que baile sola”, entre otros, lo acreditan como un importante compositor de música popular cubana.
En la introducción de una de sus obras el poeta y Premio Nacional de Literatura Roberto Fernández Retamar expresaba: “Feliz revolución la que tiene héroes con música en el alma y palabras para conservar los combates, los esfuerzos y los sueños”. Hoy, con estas mismas palabras, se le rinde homenaje póstumo a este patriota cubano que sentenció, en medio del combate, una certeza eterna que aún retumba en todos los rincones de su Cuba: “Aquí no se rinde nadie, c...”.
Tomado de La Jiribilla
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