Hay ciertos temas que por razomes básicas de supervivencia muchas veces uno trata de obviar: temas densos, complejos, de aristas infinitas y en gran medida abstractos. Por ejemplo, el debate sobre la reforma del sistema de salud en Estados Unidos.
Hasta que un día uno abre el diario y se encuentra con una foto de una multitud sosteniendo carteles que muestran a Obama disfrazado de Hitler y se percata de que los manifestantes no pertenecen a ningún grupo marxista, ni islamista, ni adscriben a una causa de liberación nacional sino todo lo contrario.
Se trata de una grupo de rednecks (cuellos rojos, en inglés), los good ol’boys (buenos muchachos, en inglés) de las zonas rurales del sur, evangélicos y amantes de las armas, los soldados de a pie de la revolución que empezó Ronald Reagan y que estalló en pedazos con la caída de Wall Street y el final del mandato de George W. Bush, esa mezcla de chauvinismo político, conservadurismo cultural y neoliberalismo económico que había sido derrotado en las urnas por un Obama negro, progresista y estatista, al menos para la escala de ese país.› Leer Más
Hasta que un día uno abre el diario y se encuentra con una foto de una multitud sosteniendo carteles que muestran a Obama disfrazado de Hitler y se percata de que los manifestantes no pertenecen a ningún grupo marxista, ni islamista, ni adscriben a una causa de liberación nacional sino todo lo contrario.
Se trata de una grupo de rednecks (cuellos rojos, en inglés), los good ol’boys (buenos muchachos, en inglés) de las zonas rurales del sur, evangélicos y amantes de las armas, los soldados de a pie de la revolución que empezó Ronald Reagan y que estalló en pedazos con la caída de Wall Street y el final del mandato de George W. Bush, esa mezcla de chauvinismo político, conservadurismo cultural y neoliberalismo económico que había sido derrotado en las urnas por un Obama negro, progresista y estatista, al menos para la escala de ese país.› Leer Más
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