lunes, 6 de julio de 2009

Goriletti, el cínico

Por M. H. Lagarde

Goriletti, el gorila de facto en Honduras, no se anda con miramientos a la hora de defender la mentira. Lo hace impunemente, sin pudor, con el más inimaginable descaro .

Las verdades de Goriletti

-Doscientos soldados entran disparando por la madrugada en casa del presidente constitucional, secuestran al presidente, lo montan en un avión y o sacan del país y Goriletti dice que el presidente violó la ley y que la medida tomada al respecto no es un golpe de estado sino un traspaso constitucional de poderes.

-Gorilletti convoca a los familiares de los generales, los empresarios y los políticos y los reúne en una plaza. Como el coro no le parece suficiente, manda a sacar a las maquiladoras de las fábricas y le pide a los empresarios que amenacen con el despido a los empleados que no acudan, con su franela blanca, a gritar a su favor. Goriletti dice que el ochenta por ciento del pueblo lo apoya.

-Cuando el mundo entero y la OEA repudian y condenan al gobierno de facto impuesto en Honduras, Goriletti dice que el no necesita ningún reconocimiento solo el del pueblo hondureño, o sea, los de las franelas blancas que roban cámara en CNN.

-A Gorilletti le informan que cientos de miles de hondureños, los pobres, la gran mayoría del país está en las calles reclamando el regreso del presidente secuestrado José Manuel Zelaya y Goriletti dice que son un grupo, una minoría, de revoltosos nicaragüenses y venezolanos que han entrado al país para incitar al desorden.

-El presidente secuestrado anuncia que va a volver a su patria, de donde fue sacado a la fuerza, para retomar su cargo y devolver a Honduras la legalidad y la justicia. Goriletti convoca a una conferencia de prensa y dice que bandas armadas nicaragüenses amenazan con violar las fronteras.

-Para evitar que el presidente constitucional regrese, Goriletti sitúa al ejército en la pista en posición de combate. Francotiradores en la torre de control y carros antimotines en las inmediaciones de la terminal aérea. Cuando los partidarios del presidente Zelaya, que llevan seis días manifestándose y siendo reprimidos, tratan de alcanzar la pista, los soldados golpistas disparan bombas lacrimógenas y tiros de fusil. Goriletti entonces dice que los disparos los hicieron los revoltosos que, por lo visto, se cayeron a balazos entre ellos mismos.

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