viernes, 31 de julio de 2009

Benicio del Toro en La Habana... Sin restricciones


Por Paquita Armas Fonseca

Benicio del Toro, carismático, jovial y atractivo definió la ceremonia “Ha habido un show ahí que no se va a poder imitar nunca: Bill Murray cantando, Robert Duvall con sus flores y James Caan sentado al lado mío (...) es para la memoria, para siempre".
Lo dijo ante los micrófonos en una sala abarrotada de periodistas insistentes, nacionales y de agencias extranjeras, que asistieron a la sala Villena de la UNEAC a cubrir la entrega del Premio Internacional de Cine Tomás Gutiérrez Alea al ganador de mejor actor en Cannes por su interpretación de Ernesto Guevara en la película Che.
Aunque el conocido artista puertorriqueño se robó el espectáculo, Duvall, Caan y Murray tuvieron su fuerte ración de flashazos, fundamentalmente el último que buen comediante al fin, cantó a su aire As time goes by la mítica canción del filme Casablanca que interpretó al piano el maestro Guillermo Tuzzio. Luego, desenvuelto y sonriente Murray “pasó la gorra” entre los asistentes que rieron con gusto.
El etnólogo, poeta y narrador Miguel Barnet, presidente de la UNEAC entregó el premio, una obra de Agustín Bejarano, a Benicio. “Es una obvia explicación y demostración de cuánto respeto inspira la verdadera cultura de los EE.UU. Por encima de cualquier obstáculo, de embargo, de bloqueo, de diferendo, respetamos y queremos mucho todo lo bueno que se ha hecho en la cultura en ese país y Puerto Rico, que es un país hermano”, dijo el Presidente de la organización de los artistas y escritores cubanos.
El conquistador de un Premio Oscar por su papel en el largometraje Traffic al agradecer el lauro comentó: “Es un honor recibir este premio por la UNEAC y que se llame Tomás Gutiérrez Alea, pues ha sido una influencia para mí desde que descubrí La muerte de un burócrata. Nunca lo llegué a conocer (a Titón) pero amo sus películas, y he conocido a muchos de sus discípulos”, y mencionó a Daysy Granados, Luis Alberto García, Mirta Ibarra, por supuesto, Vladimir Cruz y Jorge Perugorría (Pichi).
Fue Pichi, este cubano reyoyo, quien dijo las palabras de homenaje: habló del respeto que le inspiró Benicio en la filmación de Che, de lo disciplinado y exigente que es como actor, y también de su preocupación por los problemas de América Latina. Para definirlo mejor, Perugorría terminó con una clásica frase de los barrios habaneros: “Benicio es hombre y amigo”, que es lo mismo que hablar de valentía, honestidad y honradez.
En un momento de sus declaraciones el homenajeado apuntó: “Como artista siento que estamos en el mismo barco” y más tarde fue categórico: “No estoy de acuerdo con el golpe de Estado en Honduras. No estoy al tanto de lo que sucede allí en este momento, pero el sentido común me dicta no aprobar ese acto”.
A estas cuatro estrellas de Hollywood los acompañaron los productores Steve Bing y Laura Bickford. El grupo de cineastas que han dicho realizar una visita privada a Cuba, han sostenido también un encuentro con Omar González, presidente del ICAIC. Según trascendidos de prensa están en un proyecto de investigación para una posible película, que tiene como titulo tentativo Miramar.
Lo cierto es que la entrega por primera vez del Premio Tomás Gutiérrez Alea, a cargo de la Asociación de Medios Audiovisuales de la UNEAC, devino una ceremonia única, como todo lo que filmaba el singular director cubano. Ver ensimismado a Duvall, el inolvidable Tom Hagen y sonriente a Caan, el belicoso Sony Corleone, ambos personajes de El padrino, de Francis Coppola, escuchar cantar a Murray y recordarlo en Perdido en Tokio, y pensar sobre las palabras de compromiso de Benicio, aún con el look que llevaba al interpretar al Che, son momentos para no olvidar y contar que en una tarde calurosa, un grupo de celebridades de EE.UU. y Cuba rieron, compartieron el vino y se fotografiaron, como algún día, sin trabas ni amenazas lo podrán hacer cualquier cantidad de norteamericanos en la tierra de la mayor de las Antillas.

Tomado de La Jiribilla

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