Cuando llegó por primera vez a La Habana, Henri Cartier-Bresson tenía 26 años. Era la década del 30 del pasado siglo. Cuando volvió, corrían los convulsos años 60 y ni la Isla ni el fotógrafo eran los mismos. Para entonces Henri Cartier-Bresson ya se había ganado el atinado epíteto de El ojo del siglo XX, y Cuba vivía los albores de la Revolución triunfante. El francés aterrizó en la Mayor de las Antillas contratado por la revista ilustrada Life. Vino con el fin de realizar un reportaje gráfico para la prestigiosa publicación norteamericana. Un suceso de tal magnitud como la Revolución Cubana no podía escapársele a quien, cámara en ristre, había perpetuado ya muchos de los hechos.› Leer Más
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