Casi al mismo tiempo que el representante de Estados Unidos en la OEA, Tomas Shannon, pronunciaba durante la asamblea que tiene lugar en Honduras, un discurso vacilante lleno de medias palabras, en Washington un portavoz del Departamento de Estado, Robert Wood definía claramente la posición de el país norteño respecto a la Isla.
"Estados Unidos trabajó incansablemente para defender nuestros principios básicos y convencer a países de toda la región para que apoyaran una posición que deje en claro que el retorno de Cuba a la participación en la OEA debe estar condicionada por los principios y objetivos de la democracia y los derechos humanos", señaló Wood en un comunicado.
Esa decisión es "histórica", reconoció Wood y agregó:
"La acción histórica adoptada hoy elimina una distracción del pasado y nos permite concentrarnos en las realidades de hoy, y continúa con los esfuerzos del presidente de apoyar el deseo del pueblo cubano de determinar libremente el futuro de Cuba de forma coherente con nuestros principios básicos y los de las Américas".
Al parecer la nueva política exterior estadounidense, como la lengua de la serpiente, tiene dos puntas. Una punta para hablarle a su patio trasero y otra para expresarse en la Casa Blanca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario