
"Estados Unidos trabajó incansablemente para defender nuestros principios básicos y convencer a países de toda la región para que apoyaran una posición que deje en claro que el retorno de Cuba a la participación en la OEA debe estar condicionada por los principios y objetivos de la democracia y los derechos humanos", señaló Wood en un comunicado.
Esa decisión es "histórica", reconoció Wood y agregó:
"La acción histórica adoptada hoy elimina una distracción del pasado y nos permite concentrarnos en las realidades de hoy, y continúa con los esfuerzos del presidente de apoyar el deseo del pueblo cubano de determinar libremente el futuro de Cuba de forma coherente con nuestros principios básicos y los de las Américas".
Al parecer la nueva política exterior estadounidense, como la lengua de la serpiente, tiene dos puntas. Una punta para hablarle a su patio trasero y otra para expresarse en la Casa Blanca.
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