Por Anónimo 13
No escribo desde La Habana. Pero todo parece indicar, por lo que he leído y los comentarios de la familia, que el único estruendo que conmovió a la capital después de las 20h00 fue el cañonazo de las nueve.
Me imagino que algunos corresponsales de prensa extranjera se reunieron en una apretada cocina hogareña para fotografiar el suceso de dos o tres sujetos amagando sonar una sartén. Y es lógico que suceda.
En lo personal admiro la labor de la CNN, pero cuando veo hablar de la Organización Panamericana de la Salud y sus logros, pero no veo ninguno de los logros de Cuba en el campo de la Salud Pública, me entristece.
La CNN no miente, pero no revela toda la verdad. Cuando escucho proezas inconmensurables de educadores luchando contra el analfabetismo en América Latina y no escucho la referencia obligada del año 1961 en Cuba, me entristece.
Cuando veo con tristeza el espectáculo de la Teleton, en cualesquiera de los países donde se desarrolla, me emociona el gesto de las instituciones donando dinero; pero nadie hace referencia a que en Cuba ningún niño tiene que mendigar por medio de la TV un trasplante, una silla o una cama Fowler.
Nuestras verdades son tan comunes y tan ordinarias que han perdido protagonismo para nosotros. Muchas veces nos olvidamos de ellas. Como nos olvidamos de las tantas enfermedades que desaparecieron de Cuba, después de la Revolución mientras América Latina sufre el flagelo de referencias bibliografiítas para los galenos cubanos.
Yo estoy marcado por la Revolución. Marcado como si hubiera sido hierro candente. Y llevo la marca con orgullo. Es una marca indeleble, que va por dentro, pero que también va por fuera.
Esta marca la llevo en el hombro derecho, casi en la coyuntura y es un pequeño punto, apenas perceptible, que me ha permitido llegar sano a estas alturas de la vida. Mi pensamiento también esta marcado para bien por la Revolución. Demando justicia, igualdad y bienestar, en cualquier lugar del mundo. Y no distingo entre negros ni blancos ni ricos o pobres. Soy un apestado para muchos, pero para otros seré un cubano más. Esa marca, que la OPS no quiere hacer notar en sus comunicados es la marca de la vacuna contra la tuberculosis. Y esa otra huella interior, fina, perdurable y serena, es la de ser un hombre integro, solidario, progresista y exigente, defensor de los humildes y luchador por la libertad. He llegado hasta donde estoy por culpa de la Revolución.
La Revolución es la única culpable de haber edificado en mi un hombre nuevo.
Cuanto me gustaría que CNN, con su imparcialidad meridiana, hiciera notar que tal vez no tengamos internet ni celulares, pero tenemos la marca. Y esa marca nos libra de muchos males que a veces, en internet nos condenan.
Anonimo 13 veo que Lagarde te saco para la pagina principal.sin dudas son muy buenos tus comentarios. Pero hay un detalle cuando te refieres a los correponsales extranjeros. Ninguno se tomo el tiempo de retartar a ningun sonso con una cazuela en la mano. Era simplemente eticamente imposible. Después de un acto en el que participamos ayer no se podía decir nada mas sobre Cuba. Además a la prensa extranjera no le gusta andar metiendose debajo de las camas. Demasiado trabajo para ellos. Pienso que, incluso ellos, a quienes los dueños de la agencias le exigen cumplir por su servicio en la guerra mediatica contra Cuba se fueron de parrada para, como Lagarde, nosotros y muchos otros, celebrar el estrepitoso banderolazo.
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