De las 204 obras concursantes, el jurado seleccionó para su exposición, un total de 73 conjuntos de 44 artistas procedentes de 11 países. La nota distintiva de la premiación la ofreció el boricua Antonio (Toño) Martorell, un mítico artista gráfico, que aúna a su expresión con otras manifestaciones culturales como la música, el teatro y la danza. Esta vez protagonizó el taller Camino a Casa, con un grupo de jóvenes creadores cubanos, quienes laboraron en el Taller Experimental de la Gráfica de La Habana. Los muchachos hicieron su singular pasarela en la sala Che Guevara de la Casa de las Américas, donde exhibieron, con una buena dosis de humor y doble sentido, las obras y matrices que crearon en estos días.
El inusual desfile contó con su espectacular jardinera, un avión pájaro, una tabla de surfear, un permutero, un grupo de casas, un Liborio pregonero, unos singulares jinetes, un chivo con campana y hasta con un esqueleto rumbero.
Martorell, ejerciendo como autotitulado cartero de Benedetti y con un gran sobre de cartulina colgado a la espalda, fungió como maestro de ceremonia dando paso a tan atractivas obras y personajes, para después entregar a la Casa de las Américas, un conjunto de obras originales creadas por él y por Juvenal Ravelo y Rogelio Polesello.
El cubano Milton Raggi Vinueza ganó el Premio La joven estampa, en su décima edición, lauro que otorga la Casa de las Américas a artistas grabadores menores de 35 años.
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