miércoles, 15 de abril de 2009

Las medidas de Obama: ¿Cambios o más de lo mismo?


Por M. H. Lagarde

Qué sabía Obama sobre Cuba cuando en mayo del año pasado, en medio de su campaña electoral dijo en Miami: "No hay mejores embajadores para la libertad que los cubano-estadounidenses. Es tiempo de permitir que los cubano-estadounidenses vean a sus madres y padres, sus hermanas y hermanos. Es tiempo de permitir que el dinero cubano-estadounidense haga a sus familias menos dependientes del régimen de Castro".
Qué sabe ahora cuando sus portavoces el pasado lunes aseguraron: "El presidente está cumpliendo con lo que ha prometido en la campaña", afirmó Restrepo. "Se trata de medidas para extender la mano al pueblo cubano y no en respuesta a las presuntas presiones de otros gobiernos".
“Todos aquellos que creen en los valores democráticos básicos anhelan una Cuba que respete los derechos humanos, políticos, económicos, de todo su pueblo. (…).Todo se hace por la libertad de Cuba.”
Por lo visto, entre las complicaciones de las guerras de Irak y Afganistan, la crisis económica que azota a Estados Unidos y al mundo, la cumbre del G 20 y los piratas somalíes, el presidente no ha tenido mucho tiempo de ocuparse del tema Cuba.
A qué derechos humanos y valores democráticos se referían los portavoces de Obama.
En un análisis del Departamento de Estado, fechado el 6 de abril de 1960 y aprobado con la firma del Secretario de Estado Asistente, Roy Rubottom, se aseguraba:
“La mayoría de los cubanos apoyan a Castro. El único medio posible de alienar el apoyo interno es a través del descontento y el desaliento basado en la insatisfacción y las dificultades económicas".
Según ese departamento debían ponerse "en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba. Esto deberá ser el resultado de una decisión positiva que de lugar a una línea de acción, al tiempo que de la manera más hábil y discreta posible, se avance al máximo al negar dinero y suministros a Cuba, para disminuir el salario en dinero y el salario real, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y derrocar al gobierno”.
¿Quién ha violado durante 50 años los derechos humanos de un pueblo entero?
Sabrá Obama que de entonces a la fecha el pueblo cubano ha sido sometido a la más larga guerra económica de la historia y que en nombre de la “democracia” ha sido castigado a sufrir las peores privaciones que no son, por cierto, las de carecer de avíos de pesca.
En el caso de las telecomunicaciones sabrá Obama que desde el mismo triunfo de la revolución fueron utilizadas como punta de lanza para exacerbar el descontento y la subversión que debían fomentar la guerra económica. Violando todos los tratados internacionales, la radio, la televisión, y ahora Internet, son usadas como armas de una guerra mediática sin parangón con la que se busca satanizar a la Revolución ante la opinión pública mundial y destruir el consenso interno.
Su antecesor, en un engendro para destruir y acabar con la independencia y soberanía de la nación cubana, conocido como el plan Bush elevó el financiamiento a la subversión y las campañas propagandísticas contra Cuba. Creó el “Fondo Cuba para un Futuro Democrático”, con una asignación de 80 millones de USD, a ser provistos en dos años, que se distribuirían de la siguiente manera: 31 millones de USD para apoyar a la contrarrevolución interna y crear una “sociedad civil” al estilo norteamericano; 10 millones de USD para becas y cursos de entrenamiento en universidades de los EE.UU. y terceros países a individuos seleccionados por la contrarrevolución; 24 millones de USD para la propaganda contra nuestro pueblo, incluida a través de Internet; y 15 millones de USD en apoyo a los esfuerzos internacionales para la subversión contra Cuba y la “planificación de la transición” al capitalismo neocolonial.
Obama ordenó cerrar el campo de concentración que todavía existe en la ilegal base naval de Guantánamo.
¿Por qué no deroga el plan Bush?
¿De qué libertad y de qué Cuba hablan los portavoces de Obama?
Cuba, en hazaña sin igual, ha resistido y seguirá resistiendo la más cruenta guerra desatada en su contra por la nación más poderosa de todos los tiempos.
Casi puede decirse que no existe, ni ha existido, en la faz de la tierra pueblo más libre que el cubano, especialmente, del dominio imperial.

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