WASHINGTON, 8 Mar 2009 (AFP) - El presidente estadounidense, Barack Obama, intenta por todos los medios cumplir con las ambiciosas metas que se planteó al asumir el poder en enero de 2009, en medio de la peor crisis financiera desde hace más de 60 años.
Así es que en estos meses sombríos, Obama se ha mostrado enérgico y optimista, pese a índices de empleo catastróficos y mercados que sucumben.
Casi al cumplirse siete semanas en el gobierno, Obama toma "grandes decisiones de manera grandiosa", opinó Tom Baldino, un experto de la Universidad Wilkes en Pensilvania.
"Está claro que intenta hacer todo lo posible y utilizar todas las bazas en su poder para demostrar que intenta cortar con el pasado", dijo Baldino.
Obama ha hecho uno de las intervenciones económicas más profundas de un gobierno en décadas y según él, la crisis impulsará una reforma general del país.
El mandatario pretende modificar el sistema energético del país, el tipo de vehículos que utilizan los estadounidenses, su cobertura de salud y prohibir políticas controvertidas como el uso de la tortura para interrogatorios a terroristas y salvar las especies amenazadas.
Obama subrayó que pretende finalizar los combates en Irak en 2010, enviar más tropas a Afganistán y comprometer a su país en la lucha contra el cambio climático.
El presidente presentó un ambicioso plan de reformas, para sacar a Estados Unidos de la crisis económica. Prometió reducir el déficit a la mitad para cuando culmine su mandato en 2013, aún cuando varios críticos mostraron su escepticismo.
El déficit previsto para este año significa un 12,3% del PIB, el mayor en la historia estadounidense desde la II Guerra Mundial.
Y aunque es muy pronto para juzgar la eficacia de sus medidas, los sondeos muestran que su iniciativa, energía y determinación están dando resultados, si bien asumió el mando en uno de los capítulos más lúgubres del país.
Un sondeo de la Universidad de Quinnipiac difundido la semana pasada reflejó que un 59% de estadounidenses aprueba la gestión de Obama - pese a que muchos de ellos admitieron que no creían que el presidente o su gobierno puedan en lo inmediato rescatar al país de la crisis.
"Es claro que para un político y para un presidente es muy importante ser querido y respetado", subrayó Peter Brown, subdirector de la universidad donde se realizó el sondeo.
Pero muchos analistas han advertido que la ambición de Obama es tan vasta que su plan se le puede ir de sus manos, sufrir golpes devastadores y perder la noción de cuáles deberían ser sus prioridades.
El mandatario pareció responder a esas inquietudes el jueves cuando anunció su reforma de la salud.
"Hay gente que cree que estamos haciendo demasiadas cosas, que estamos en medio de una crisis financiera y que ya no se puede hacer más, por lo que deberíamos postergar (la reforma de salud) para más adelante", dijo.
Sin embargo, subrayó que el creía que el momento adecuado de tomar medidas es ahora.
"Los estadounidenses quieren soluciones", señaló.
Peter Brown subrayó que los estadounidenses tampoco esperan que el país cambie de la noche a la mañana.
"Pero la historia demuestra que quieren avances, y eso es lo que a la postre, estarán evaluando", advirtió.
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