No tengo información de primera mano, pero estoy absolutamente seguro, por la admiración que le brindarón los cubanos, mujeres y hombres que se apiñaban por saludarlo, que Correa se murió de felicidad entre tanta gente que lo admiraba. Aqui les dejo una foto, más que elocuente, y una información bien fría de las agencias de noticias que, evidentemente, no quieren, en lo que respecta a Cuba, compartir el mismo cambio de ánimo.
Lea la entrevista a Rafael Correa en el periódico Granma
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