El profesor Monreal actúa, lo he comprendido al cabo, como uno de esos
relojes infantiles de tecnología avanzada, que fingen dar la hora para
que los niños se entusiasmen en sus juegos de roles. En esos juguetes es
siempre el mismo el tiempo, sin espesor ni evolución (espero que no
espere que remita a dónde puede hallar estudios sobre el espesor del
tiempo). Desde la Ciencia, ciertamente, no es muy serio esa actitud del
profesor Monreal, pero desde la hegemonía de esos poderes globales del
neoliberalismo, a los que responden sus tesis y sus intentos de
simplificación y descarte, es una bota acolchonada que sueña con
presentar su opresión como un gran lecho de espumas al que solo es
preciso sacudir algún que otro rezago de polvo acumulado.
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