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Por M. H. Lagarde
No voy a
repetir lo que ya dije sobre los centristas en un prólogo publicado hace solo
unos días que abre una recopilación de textos sobre el tema vistos desde
diferentes ángulos. Sólo haré algunas acotaciones imprescindibles.
Los
centristas a los que se refiere el libro citado son aquellos nuevos
"comunistas" o "izquierdistas" que desde plataformas
digitales pagadas desde países muy “preocupados por la suerte de los cubanos”,
intentan imponer una teoría cuyo fin esencial es la de sembrar la división
entre los revolucionarios, ya sea rememorando con insistencia errores pasados
de la revolución o desacreditando los esfuerzos del Estado para transformar la
realidad actual. Estos "comunistas" o "izquierdistas"
curiosamente han encontrado la solución del problema cubano en fórmulas
capitalistas como el hipócrita pluripartidismo burgués y en la prosperidad de
una pequeña empresa privada que, en nuestras condiciones de país
subdesarrollado, con bloqueo o sin él, nos llevará por obra y gracia de algún
malabar filosófico lingüístico a alcanzar el desarrollo de potencias que
lograron su "bienestar" luego de siglos de explotación colonial e
imperialista.
La práctica
de criticar e intentar acabar con el Socialismo desde supuestas posiciones de
"izquierda" no es nada nueva. En 1971, a propósito del X aniversario
del MININT, Fidel Castro nos alertaba:
"La modalidad es combatir a la Revolución
desde posiciones comunistas, desde posiciones socialistas, desde posiciones
marxistas, desde posiciones de izquierda.
“Desde
luego, todos recordaremos cómo al principio de la Revolución la
contrarrevolución adoptaba abiertamente las formas ideológicas burguesas:
sencillamente combatían al socialismo, combatían al comunismo desde posiciones
antisocialistas, desde posiciones anticomunistas, desde posiciones liberales,
desde posiciones burguesas. Pero las
ideas liberales y burguesas han quedado tan desprestigiadas que ya ningún
contrarrevolucionario usa los argumentos del liberalismo de la burguesía para
combatir ideológicamente a la Revolución, sino que la modalidad es combatir a
la Revolución desde posiciones comunistas, desde posiciones socialistas, desde
posiciones marxistas, desde posiciones de izquierda. Ya no es el argumento liberal, ya no es el
argumento burgués. Eso está demasiado
desacreditado, eso está demasiado desprestigiado ante las masas, y por eso las
modalidades que adoptan incluso son esas".
Hasta aquí
las aclaraciones referentes a los centristas.
Pienso que a
buen entendedor con pocas palabras basta, aunque no falten algunos
egocentristas que posen de ser más duros de entendederas de lo que realmente
son.
¿Pero
quiénes son estos "egocentristas" que por
lo visto no comprenden bien el español y dónde dice "denuncia" leen
"censura"?
Por lo general,
en su mayoría, son revolucionarios, algunos incluso, ellos o sus familiares han
dedicado su vida a la revolución, pero por lo visto suelen estar demasiado
pendientes de lo que alguien diga o piense sobre ellos por lo que se convierten
en víctimas fáciles de los "centristas", expertos en dividir y poner
etiquetas de "oficialistas", "inquisidores",
"fascistas", etc .
De ahí que
los "egocentristas" le tengan pánico a fantasmas como al del llamado
"quinquenio gris" que lo único que tiene que ver con los centristas
es que, además de evocarlo hasta la saciedad, lo utilizan como mordaza ante
cualquier intento de defensa de la revolución.
A nadie le llamó la atención la campaña del
centrismo que desde hace años se lleva a cabo en internet en publicaciones
financiadas desde el exterior, sin embargo, ha provocado raudales de tinta que
un grupo de intelectuales cubanos la denunciara. Aunque nadie habló de
"censura" y sí de "injerencia", los egocentristas, no se
sabe cómo ni por qué, vieron asomarse por algún lado la oreja peluda del
llevado y traído "quinquenio gris", o lo que es lo mismo dieron el
toque de silencio, hasta con insultos y perretas, para todo aquel que osara
poner al descubierto la "nueva" estrategia.
Algunos
curiosamente son personajes que tuvieron cierto protagonismo como
"oficialistas" e "inquisidores" en aquella
"oscurantista" época de tan "terribles injusticias"; otros,
los que sin obra de importancia alguna, todavía sueñan con ser censurados para
ver si de alguna forma su quehacer adquiere algún atractivo mercantil.
No faltan
los de destacada trayectoria revolucionaria, que han sufrido insultos de ese
tipo por todos los medios posibles durante décadas, además de censuras a su
obra a la hora de recibir merecidos premios con los que se aplaude la
mayoría de las veces a la mediocridad internacional, y que ahora, al parecer,
sienten vergüenza de una resistencia que ha servido de inspiración a millones
de cubanos y revolucionarios en el mundo.
Defensores
de la "ingenuidad de expresión", en amparo de los centristas arguyen que quienes
le denuncian deben asumir el papel que le corresponde a sus defendidos: el de
criticar a la revolución.
O sea,
servirle de coro a las campañas que hoy se ocupan de derrocar a la Revolución
Bolivariana para debilitar a Cuba y volver a caer sobre ella para tratar de borrar,
de una vez y por todas, su ejemplo de la faz de la tierra.
Puede que
los centristas logren confundir a algunos traumatizados egocentristas, es hasta
lógico, en eso consiste su misión. Por suerte, que yo sepa, no existe, por lo
menos en la historia de Cuba, ningún centrista que se haya echado a la manigua.
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